El gran cambio: Obama prepara la caída del régimen en Siria a punta de bombas
La contradicción en el corazón de la crisis occidental en Siria es el rechazo de decenas de miles de yihadistas a actuar como meros soldados de a pie para Occidente y los monarcas árabes. El genio yihadista está fuera de la botella, y sus prestidigitadores y pagadores no pueden meterlo de nuevo.
Glen Ford
Glen.Ford@BlackAgendaReport.com
La ofensiva estadounidense contra el ISIS en Siria muy pronto volverá a su misión original: el cambio de régimen en Damasco, el objetivo estratégico que une a la coalición euro-árabe-turca-israelí de Estados Unidos. Aunque los planificadores militares estadounidenses insisten en que tomará de ocho meses a un año montar por completo y entrenar como punta de lanza a los rebeldes sirios «moderados» para enfrentar las fuerzas del gobierno, las realidades políticas y militares dictan que los estadounidenses tienen que moverse mucho más rápidamente para alterar el equilibrio de fuerzas en el terreno. De lo contrario, toda la estructura de la dominación occidental en la región se podría develar, catastróficamente.
La contradicción en el corazón de la crisis occidental en Siria es el rechazo de decenas de miles de yihadistas a actuar como meros soldados de a pie para Occidente y los monarcas árabes. El genio yihadista está fuera de la botella, y sus prestidigitadores y pagadores no pueden meterlo de nuevo. El problema no es sólo ISIS. El Estado Islámico ha crecido a través de la absorción de otros combatientes islámicos que persiguen una lógica teo-política similar, que busca a su manera «liberarse» de las cadenas occidentales y, cada vez más, el derrocamiento de los regímenes monárquicos aliados con los Estados Unidos.
ISIS ha engullido desertores de otras organizaciones islamistas más dependientes y obedientes a los planificadores de la guerra por encargo en Riad, Doha, Ankara y Washington. Por lo tanto, ISIS debe ser castigado para que sea menos atractivo para las bases yihadistas, que constituyen el grueso de los combatientes efectivos desplegados contra el estado sirio. Por las mismas razones, a los yihadistas que no están todavía en la órbita de ISIS, y que son los únicos recursos realmente existentes de Occidente sobre el terreno, se les debe proporcionar una victoria redentora, y rápidamente, antes de que todo el edificio de la guerra por encargo se desintegre.
Es por eso que la respuesta del presidente Obama ha sido redoblar la intervención militar iniciada hace más de tres años, con potencia de fuego directa de Estados Unidos. Aunque los bombardeos de Estados Unidos se han concentrado en el norte y oeste de Siria, donde ISIS domina, el avance estratégico «rebelde» se está preparando en el bajo vientre vulnerable, al sur del país, en el corredor a lo largo de los Altos del Golán ocupados por Israel. La capital siria de Damasco está a sólo 65 kilómetros de distancia, custodiada por dos divisiones a las que el gobierno de Asad le quedaría difícil reforzar.
El derribo por Israel de un caza sirio en el lado sirio de la «frontera», esta semana, fue sin duda diseñado para evitar que la fuerza aérea de Asad perturbe las concentraciones de tropas yihadistas en el corredor, a punto de hacer un empuje hacia Damasco desde el sur. Los israelíes le han brindado a los rebeldes todas las condiciones, incluida la atención médica para los heridos, cuando los islamistas derrotaron soldados sirios y capturaron o expulsaron a las fuerzas de paz de las Naciones Unidas, a principios de este mes. Los rebeldes afirman ahora que dominan el «80% de la provincia de Quneitra», cerca de las afueras de Damasco.
Fuera de la vista de las fuerzas de paz de la ONU, y con Israel guardando los cielos del corredor de 5 Km de ancho por 65 Km de largo, el Frente Al-Nusra afiliado a Al Qaeda y financiado por Catar, el Frente Islámico financiado por Arabia Saudí y el Frente de los Revolucionarios de Siria respaldado por los EEUU se tomarán por asalto la capital, confiando en que los EEUU encuentre un pretexto para actuar como apoyo aéreo cercano, como lo hizo para los yihadistas en Libia.
Los yihadistas no van simplemente a sentarse allí durante seis u ocho meses, mientras Washington entrena a cinco mil «moderados» con dinero todavía no autorizado por el Congreso. De hecho, si los estadounidenses no utilizan su poderío aéreo para limpiar rápidamente el camino para la entrada de los yihadistas «amigables» a Damasco, los combatientes se harán rápidamente antipáticos y se alinearán aun más abiertamente con ISIS, con el cual la mayoría de los rebeldes firmaron un acuerdo de no beligerancia este mes.
Los EEUU afirman que golpearon al menos a una unidad de Al-Nusrah en el norte del país el martes, pero vivimos en la nación de la mala información, y ningún periodista corporativo se va a poner a distancia de rapto de los «rebeldes» para verificar quién está siendo realmente golpeado. Washington apuesta a que, si se inflige daño suficiente a ISIS, sus combatientes deserten de nuevo a los grupos yihadistas más maleables, que obtendrán victorias sobre el gobierno sirio gracias al poder aéreo de EEUU, revirtiendo el impulso de la batalla y, tal vez, provocando el colapso del régimen, salvando así la política imperial en el Medio Oriente.
Washington ciertamente tiene planes para entrenar a miles de tropas árabes que va a pasar como «moderados» de Siria en los próximos ocho a doce meses. Pero en primer lugar, los EEUU saben que deben dar a los yihadistas todavía bajo su control una razón para no unirse a sus compañeros del alma en ISIS. El poder aéreo estadounidense está infligiendo castigo al díscolo Estado Islámico, y pronto entregará recompensas a aquellos que permanecen fieles a sus manejadores en la coalición de voluntarios.
El craps es un juego rápido, y Obama ha lanzado los dados.
Black Agenda Report
Traducción de David Moreno para 45-rpm.net
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