Colombia: Urge la Comisión de la Verdad
Para superar el cuello de botella en el que se ha convertido el problema judicial en Colombia y avanzar hacia la finalización del conflicto interno en un ambiente favorable de “bilateralidad” como el que también se alcanzó en la conformación de la Comisión de la Verdad Histórica
Alberto Pinzón Sánchez
Los últimos días están mostrando que por fin “algo se mueve” en la superficie de Colombia, después de 70 años de inercia generados por el llamado conflicto interno. Unamos algunos hechos sobresalientes acaecidos en estos días, con el fin de romper la descontextualización que predomina en la multimedia oficial, al referirse a ellos como hechos aislados y sin conexión entre sí.
1-El debate político abierto a Uribe Vélez, impensable hace apenas unos meses, finalmente y después de superar innumerables trabas se realizó y se trasmitió por televisión a todo Colombia (¡y de qué manera!) donde finalmente se pudo llegar colectivamente a la conclusión elemental de que se trata de un simple problema de falta de aplicación de la justicia.
2-La pretendida reforma a la Constitución para “equilibrar poderes”, presentada por el gobierno al parlamento, se ha convertido en un amplio debate no solo parlamentario sino dentro de la sociedad, sobre la ineficiencia de la Justicia, la impunidad rampante y el abuso inquisitorial contra representantes elegidos por voto popular, y donde el fiscal y el procurador (futuros contendientes presidenciales de Vargas Lleras para dentro de cuatro años) han sobre-mostrado estridentemente su desacuerdo para impedir que sus ineficiencias y abusos de poder sean “desequilibrados”, y además para que sus ejecutorias no sean juzgadas por un tribunal competente, el que tomó el extraño nombre de “tribunal de aforados”.
3- La huelga del gran sindicato de trabajadores de la rama judicial Asonal, con el que miles de trabajadores de base y jueces están protestando contra la concentración de poder burocrático de altos cargos que se viene implementando el fiscal actual con su “reforma de la Fiscalía”, en detrimento de las dotaciones mínimas, implementos y salarios a los trabajadores judiciales de base, que son los que pueden desatascar el problema de la aplicación (así sea mínima) de la justicia en Colombia y la impunidad que reina en Colombia desde tiempos inmemoriales.
4- El último y más reciente episodio de interceptación, infiltración y piratería de las comunicaciones (o hackeo en Colombia) del plenipotenciario del gobierno en los diálogos de La Habana Humberto de la Calle, que pone una vez más en claro la ineficiencia de los entes judiciales, especialmente de la Fiscalía, para aplicar justicia correctiva de casos íntimamente relacionados a este, como el caso del espionaje militar llamado Andrómeda, descubierto en febrero de este año, es decir hace más de seis meses, o del “hacker” Sepúlveda descubierto hace cinco meses.
5- Finalmente (a pesar del visceral y obvio rechazo de Fedegán y su presidente Lafaurie) se debe destacar el ambiente positivo y de avance que ha generado en la sociedad colombiana y en la comunidad internacional la decisión de “ambas partes” de publicar ampliamente los acuerdos hasta ahora firmados en la mesa de La Habana, en donde además de los temas sobre el desarrollo agrario, participación política y las drogas ilícitas, se ha dado un debate sobre el tema jurídico, convertido en un verdadero cuello de botella que impide avanzar aun más en el proceso de paz que vive Colombia.
Con esta contextualización mínima, y sin citar las innumerables discusiones, opiniones, controversias, debates académicos, mesas redondas y demás eventos realizados en torno al tema de la “justicia transicional” aplicable al conflicto interno colombiano, se puede inferir que para superar el impase, o no paso, o cuello de botella, en el que se ha convertido el problema judicial en Colombia y avanzar hacia la finalización del conflicto interno en un ambiente favorable de “bilateralidad” como el que también se alcanzó en la conformación de la Comisión de la Verdad Histórica, se hace indispensable y urgente que ambas partes sentadas en la mesa de La Habana pasen a conformar lo más pronto posible la Comisión de la Verdad, sin esperar, como se tiene planeado según otras experiencias internacionales, a llegar al final para conformarla. ¡El tiempo que se desaproveche lo ganan los heraldos negros, enemigos de la paz!
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