Colombia: Reflexiones ante el movimiento por la paz
Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo – MODEP
Septiembre de 2012
La exigencia de las comunidades campesinas e indígenas por acuerdos regionales de paz para proteger la vida, impedir nuevos desplazamientos de la población y recuperar las tierras despojadas y los procesos de organización social destruidos es una reivindicación justa que debe ser apoyada por el movimiento democrático y revolucionario en Colombia.
Después de décadas de lucha cruenta por la implantación del modelo minero-energético a punta de fusiles, masacres y torturas en los territorios estratégicos para el desarrollo neoliberal, es una necesidad el restablecimiento de los derechos de las grandes masas despojadas, el fortalecimiento de sus organizaciones, la protección de los líderes y la defensa de los territorios y pobladores que hoy están nuevamente en riesgo por la voracidad de los mega monopolios. Para ello se requiere tanto el desmonte de las bandas de paramilitares y narcotraficantes, el desmantelamiento de las operaciones de arrasamiento del ejército y la policía nacional en las áreas donde requieren abrirle paso al capital monopólico imperialista, como que las organizaciones insurgentes respeten y acojan las propuestas políticas y programáticas de los pobladores de esos territorios, incluido un cese al fuego y los acuerdos de paz.
La propuesta de negociar o reintegrarse a la vida civil de las organizaciones armadas revolucionarias es una definición que parte de sus condiciones militares y consideraciones políticas que expresan situaciones de manejo táctico y estratégico de su plan, que deben ser comprendidas y apoyados en la medida que puedan contribuir a la acumulación de las fuerzas democráticas y al proceso de la construcción de una sociedad y gobierno democrático popular.
La crisis humanitaria generada por la fuerte arremetida militar y la política de los fascistas contra el pueblo y sus organizaciones, implica la necesidad de recomposición de fuerzas políticas y sociales democráticas del pueblo, en la perspectiva de la constitución de las fuerzas sociales de un nuevo proyecto de país.
La organización de las fuerzas sociales del nuevo proyecto democrático popular es la tarea más importante de este periodo de lucha de clases. En este sentido, si los acuerdos de paz fortalecen esta vía, deben ser apoyados; pero si lo que se busca es disgregar y subordinar ésta tarea a intereses particulares de algún actor armado o político, no pueden ser apoyados. Así mismo, la lucha por la paz no puede ser asociada a la renuncia del pueblo a luchar por el derecho a tomar y ejercer el poder político para transformar la sociedad.
En esto momento, en apoyo a procesos de paz regionales se puede se puede apoyar y exigir:
1. Desmonte por parte del Estado de los grupos paramilitares.
2. Restablecimiento de derechos a los despojados y restitución de tierras no condicionadas al desarrollo de megaproyectos.
3. Exigir del Estado el desmonte de las zonas de consolidación pues son zonas de control militar de la población.
4. Que las FF. AA. de Colombia no se pongan al servicio de los monopolios extranjeros para garantizarles el control de recursos y territorios.
Este es un programa reivindicativo de corto o mediano plazo que dé salida a problemas concretos y que esta salida se ligue a las necesidades más generales del pueblo colombiano.
Si en un proceso de lucha por la paz, aparece que el programa democrático popular y de lucha por el socialismo es una consecuencia de las tareas del campo popular, entonces la lucha por la paz se debe transformar en una lucha por el ejercicio del poder, o en su defecto de pasos previos para su conquista general.
Comentarios recientes