Victorioso el PCC en sus 80 años, en la región del Sumapaz y del Tequendama

por J. Manuel Arango C.

Desde tempranas horas del día 7 de agosto y desde los varios municipios que conforman las provincias del Sumapaz y del Tequendama, departamento de Cundinamarca, la militancia del Partido Comunista Colombiano (PCC), bien fuera a lomo de mula, en camperos o en la flota los de más lejanos sectores; mientras que a pie lo hacían los más cercanos, arribaban a la sede de Fanal en el municipio de Fusagasugá, para celebrar los 80 años de existencia del PCC.

Aunque la mañana estuviera pasada por lluvias, no fue excusa para que más de 300 personas se reunieran en el recinto, donde al ritmo de tiple, guitarra, requinto y guacharaca, los hermanos Díaz, con su especial “toque mágico” en sus dedos al rasgar de los cordeles de sus instrumentos musicales, hicieran estremecer el auditorio al clamor de los vítores cuando eran interpretadas valiosas piezas musicales como “El barcino” “La mula revolucionaria” “El campesino embejucao”, entre tantas mas, mientras que otros aprovechaban el ancho portón por donde se ingresaba para el reencuentro camaraderil con vieja militancia, donde los abrazos y la camaradería enmarcaban la fraternidad y la convicción en la lucha revolucionaria.

En la mesa directiva estaba ya el legendario Isidro Sossa, de 93 años de edad y del municipio de Tibacuy, siempre militante revolucionario, ya que desde niño participó con su familia en la lucha por la igualdad social; como también con la presencia de otro destacado y ejemplar dirigente revolucionario de la región, como lo es Raúl Herrera que arriba a sus 78 años de edad y miembro de la dirección nacional del PCC.

En el abanico directivo, no podía faltar la presencia del curtido y convencido luchador y militante Jorge Gómez, gran dirigente a lo largo y ancho del país, como también la de la concejala de Pasca Horocia Rodríguez, Nury Martínez, Nelson Reina, por el regional de Viotá de la región del Tequendama; Ignacio Roya, concejal por el municipio de Soacha; Liliana Romero, de la Juventud Comunista (JUCO); Hernando Bejarano, por la Localidad 20 de Sumapaz; Elso Miller Orjuela, por el Zonal de Fusagasugá, Saúl Beltrán, de Silvania entre otros.

Ya en las intervenciones, Jorge Gómez en representación del CEC del PCC y del CER de Cundinamarca, manifestó que son 80 años de lucha, de brega y de compromiso con los trabajadores, que coincide este año con el Bicentenario que nos señala el rumbo hacia nuestra segunda independencia y verdadera emancipación. Por eso en todos los municipios, hasta el más apartado del territorio patrio, estamos celebrando estas efemérides, recordando que tenemos un pasado, unos principios dispuestos a defenderlos así sea entregando nuestras vidas mismas por la causa de los trabajadores, de los oprimidos, por la causa de los que luchan por la igualdad social.

Así como aquel 17 de julio de 1930 un grupo de intelectuales e inconformes con el régimen, entre los que figuraban además del camarada Gilberto Vieira, también el maestro y poeta Luis Vidales, quien se hiciera “inmortal” con su más conocido “Suenan timbres”, quienes haciendo honor al gran triunfo de la revolución socialista en 1917, por nuestros días tenemos el legado también de grandes cuadros revolucionarios como los camaradas Teófilo Forero, Jaime Pardo Leal, José Antequera, Bernardo Jaramillo y cientos de líderes cruelmente asesinados o desparecidos por el régimen, dijo Jorge Gómez.

“Es el PCC el garante y la vanguardia en la lucha contra el latifundismo y los terratenientes, que fueron apropiándose de las mejores tierras para trabajarlas, a expensas de todas las formas de represión y persecución. Nuestro partido también en la lucha por la jornada laboral de ocho horas, una lucha frontal por la paz, por lo que exigimos una salida negociada al actual conflicto militar y social que vivimos en nuestro país durante décadas.

Ahora, en estos momentos, hay quienes ya están creyendo que con el presidente que se está posesionando el día de hoy nos va a ir mejor al pueblo, y eso es muy peligroso ya que bajamos la guardia convencidos de ello, y no debemos olvidar que Santos es la versión 3 del uribismo; además porque es un representante de la clase más extrema y reaccionaria de Colombia, por lo que necesitamos más que nunca es la existencia de un verdadero partido revolucionario como el PCC. Necesitamos también la revolución”, puntualizo J. Gómez.

Hernando Bejarano, en representación de la militancia comunista de la Localidad 20 del Sumapaz, manifestó: “Nuestro partido, desde la misma fecha de su creación hasta el presente, sigue siendo la vanguardia en la lucha por la toma del poder, por lo que siempre se ha dedicado a la formación de su militancia en la parte ideológica, y revolucionaria ya que es con el pueblo y el Partido que haremos enrumbar por donde debe ser la situación, y la forma de hacer política y de gobernar.

Hoy en los 80 años del PCC, celebramos no sólo su existencia, sino la historia de cientos de luchadores que hasta ofrendaron sus vidas por la libertad, por la igualdad social y por su lucha contra el imperialismo norteamericano”.

A su turno, Raúl Herrera, por la dirección política del municipio de Fusagasugá, invitó a fortalecer al PCC y al Polo por la unidad democrática y revolucionaria.

Herrera recordó las luchas de los campesinos por el derecho a la propiedad de las tierras. La lucha por la tierra para los campesinos, ha sido una lucha muy costosa, ya que por ello son miles de personas tanto militantes, como asociadas en Fensuagro, a través de sus sindicatos, que han sido asesinados y otros puestos tras de rejas sindicados de “terroristas”. La jugada maestra del régimen en complicidad con los grandes terratenientes, se hace sentir más desde el famoso “Chicoralazo”, que no fue otra cosa más que la división al interior de las organizaciones revolucionarias, y la alianza macabra, para deslegitimar las justas luchas populares, desde la época del mandato de López Michelsen, más conocido como el “mandato caro”.

Ante el resurgir de las luchas campesinas, el régimen crea la famosa ANUC con una tendencia patronal y de derecha, aunque por ahí habían personas convencidas de lo contrario, lo que permitió que un sector importantísimo se abriera de esa ANUC y se creara la ANUC UR (de Unidad y Reconstrucción) en cabeza del PCC, habiendo logrado así que se fueran haciendo algunos intentos de reforma agraria democrática e integral con la aprobación de la Ley 135 del año 61, y luego con la Ley 50 social agraria, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente, que luego derogara el nuevo Congreso –puntualizó Herrera.

De otro lado, Nelson Reina, en representación del regional Viotá, argumentó que mientras hoy se está posesionando el seguidor del régimen, nosotros nos reunimos para celebrar las victorias conseguidas -a pesar de las desgracias también-; como las de haber posicionado a lo largo y ancho del país nuestras propias organizaciones de masas, como los sindicatos filiales a Fensuagro, la Central Nacional Provivienda (Cenaprov), las cooperativas, como las aglutinadas en Fenacoa, juntas comunales y tantas organizaciones más que si bien no propiamente con la dirección de nuestro Partido, si en las que incidimos enormemente como en la del magisterio, estudiantiles, madres cabezas de hogar, de desplazados por la violencia, como también, la de nuestra presencia en las diferentes corporaciones de elección popular.

Estos 80 años han sido balanceados permanentemente mediante los 20 congresos del Partido, donde casi siempre los mismos necesariamente tenían que centrar más su atención en la difícil situación que pasaba la militancia y el Partido en estas dos provincias como la del Tequendama y la del Sumapaz, donde por su beligerancia a Viotá se le denominó como “Viotá la roja” con el ánimo de desprestigiar la presencia revolucionaria en la región, y de paso estigmatizar a todo aquel que simpatizara o militara orgánicamente en el Partido.

Isidro Sossa recordó cómo era que los campesinos, para poderse ganar un miserable jornal, tenían que humillarse ante el gran latifundista de los municipios de Tibacuy y Viotá, quien pareciera hubieran gozado de una ley sólo para ellos, en la que se excluía a los campesinos asalariados del acceso a la propiedad de la tierra y casi que pagarles el derecho de poder trabajar como jornaleros.

Es allí donde prevalecieron afortunadamente además de las orientaciones del camarada Gilberto Vieira, las de Víctor J. Merchán, habiendo logrado las primeras parcelaciones en la región, como también el acceso a los servicios públicos y vías de penetración.

Saúl Beltrán, a pesar de su avanzada edad y con voz propia del que ha tenido que sufrir el fragor de la miseria, recuerda cómo desde su fundación el PCC ha tenido que soportar la más cruel persecución, encarcelamientos y asesinatos a la militancia, por su constante y convincente lucha agraria, la lucha por la unidad de los obreros, la lucha por la unidad de los trabajadores del campo y la ciudad. Son 80 años de lucha campesina, indígena y popular, por lo que nos damos la tarea a la toma del poder con un movimiento fuerte y bien organizado.

Llegado el momento para la Juventud, es Liliana Romero de la JUCO Fusa, quien con aquel ya casi legendario estribillo que en cualquier parte del mundo identificara al PCC de: “Somos el partido de la vida; somos el partido de la esperanza; somos el Partido Comunista Colombiano”, inició su intervención corta pero muy elocuente. Liliana Romero en representación de la JUCO, por el municipio de Fusagasugá de la Región Sumapaz, resaltando que el PCC es, para los verdaderos revolucionarios, militantes, algo que se lleva en la sangre y no solamente en los momentos fervorosos.

“No es un partido como tantos por ahí, de los de la indiferencia, de la exclusión y las discriminaciones, -manifestó Liliana-, es lo que nos diferencia a los demás, donde las juventudes tenemos un espacio formativo y participativo donde trabajamos mancomunada y revolucionariamente por una Colombia socialista en una sola voz y en un solo sentir”.

Por la tarde, al calor de la música interpretada magistralmente por los hermanos Díaz y unos traguitos propios del evento celebratorio, se da por finalizado tan importante evento.