En clave de izquierdas
Existen otras organizaciones de izquierda, democráticas y reformistas, que cuentan a la hora de alcanzar un nuevo gobierno de reconciliación nacional, en camino a cambios políticos, sociales y económicos de signo positivo. Es la experiencia reciente de América Latina.
Carlos A. Lozano Guillén
La unidad está en clave de las izquierdas. Sí, de las izquierdas, porque no hay una sola como lo creen algunos en visión estrecha y sectaria. El universo de la izquierda es plural, no todas ellas están comprometidas con el proyecto revolucionario de los comunistas y sus aliados que tiene como objetivo la conquista del poder popular y del socialismo. Existen otras organizaciones de izquierda, democráticas y reformistas, que cuentan a la hora de alcanzar un nuevo gobierno de reconciliación nacional, en camino a cambios políticos, sociales y económicos de signo positivo. Es la experiencia reciente de América Latina.
Es el reto que tiene la construcción del Frente Amplio por la paz, la democracia y la justicia social, para aglutinar a las fuerzas políticas y sociales avanzadas, no solo para rodear de apoyo a los diálogos con las insurgencias, sino también para promover la lucha popular y la acción de masas contra el régimen neoliberal y capitalista. Pero, sobre todo, para construir un proyecto alternativo con opción de poder, en el camino de la Asamblea Nacional Constituyente que produzca las reformas democráticas y sociales que Colombia necesita para la paz estable y duradera.
El Frente Amplio tiene el reto de conformar un bloque de poder contrahegemónico, amplio y representativo del espectro político y social de las izquierdas. Aquí no caben las ilusiones de pactos con la burguesía y mucho menos de tener en cuenta a la supuesta burguesía nacional, así entre ella misma existan contradicciones sobre la entrega del país a las transnacionales con el cuento de la confianza inversionista. Todas esas contradicciones tienen que aprovecharse pero en beneficio de la causa popular y no de componendas y alianzas que terminan desviando el objetivo fundamental de la democracia y de los cambios sociales. La clave es la amplitud pero para los cambios y con principios inalterables.
El concepto de izquierda apareció en la Revolución Francesa en 1789, que fue democrática y revolucionaria, pero los principales inspiradores y dirigentes no fueron los trabajadores como en la Comuna de París, sino la burguesía que se levantó contra la monarquía y el poder feudal para implantar el capitalismo.
Desde entonces el concepto de izquierda está asociado a la lucha por el bienestar social y los cambios democráticos, no todos en dirección al socialismo. La socialdemocracia defiende el capitalismo y cada vez se aleja más de los intereses de los trabajadores. Carlos Marx en su tiempo militó en la “izquierda hegeliana” hasta que descubrió la teoría del comunismo científico. Lenin desentrañó, por ejemplo, el daño que hace el “izquierdismo” a la revolución al que calificó de enfermedad infantil del comunismo.
carloslozanogui@outlook.es
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