Recordando a Fabio Grobart, un cubano que nació en Polonia
Hace algunos años, cuando ejercía funciones periodísticas en el diario Granma, se me encomendó la tarea de entrevistar a Fabio Grobart. Difícil encomienda porque varios colegas míos habían fracasado en el empeño.
Supe por uno de ellos que Fabio le imponía al entrevistador que le enviara un cuestionario de preguntas. La respuesta solía ser desconsoladora: «Esto ya lo respondí en tal publicación… esto lo contesté en tal entrevista». Y el pobre reportero salía acongojado y sin haber logrado su propósito.
Conmigo fue más condescendiente. Me recibió sin cuestionario previo, pero con la misma condicional que había puesto a mis colegas. «No creo que algo se me haya quedado sin responder en tantos años«, me dijo. «Usted jamás ha divulgado en público el nombre de su pueblo natal», repliqué.
Sonrió. «Si yo te digo el nombre exacto del pueblo donde nací en 1905, nadie lo podrá leer. Su pronunciación es tan complicada que he temido que en Cuba nadie lo pudiera decir correctamente».
«Además, no es conocido, no aparece en el mapa. Pertenece a Byalistok (Polonia). Se escribe así», tomó mi agenda y escribió ‘Trzciany’. «Se pronuncia ‘Tchiane’, un pequeño pueblo cuya industria fundamental era la elaboración del pelo de cerdo para fines industriales. Mi padre era obrero en una de esas fábricas».
Y logré mi entrevista.
Un polaco en Cuba
Llegó a La Habana en 1924, huyendo de la represión en su país. Sólo sabía un insignificante número de palabras en español. En uno de sus paseos nocturnos por nuestra capital, le asombró ver, a través de una puerta entreabierta, un retrato de Lenin en una casa. Era el local de un sindicato.
Una vez que contactara con el movimiento obrero y comunista cubano, comenzó a frecuentar el Centro Obrero de La Habana, donde conoció al dirigente sindical Alfredo López. «Era un anarcosindicalista en transición al marxismo, muy honesto y buen compañero».
En ese local de la calle Zulueta, también conoció a los dirigentes de la primera agrupación marxista-leninista de Cuba. «Carlos Baliño vive en mi memoria como un anciano venerable, cuya mirada y sonrisa expresaban bondad y conquistaban la simpatía y confianza hacia su persona».
«De Mella guardo varios recuerdos pero el que más se grabó de todos fue el de su discurso en la Colina Lenin, el 1 de mayo de 1925. Su figura atlética y sus facciones enérgicas estaban iluminadas por el sol que se ponía, sus palabras fluían con fuerza y belleza, con ardor».
El 16 y 17 de agosto se efectuó el Primer Congreso de las agrupaciones comunistas cubanas. Fabio participó como delegado, en representación de la Sección Hebrea. En este encuentro, se acordó la constitución del primer Partido Comunista de Cuba y la elección de José Miguel Pérez como su secretario general.
«De origen canario, José Miguel estaba estrechamente ligado a los españoles radicales de izquierda, muchos de ellos socialistas, que vivían en Cuba. Era director de una escuela nocturna para hijos de trabajadores y los enseñaba a leer, escribir, algo de aritmética y geografía».
En los momentos que arreciaba la represión de la tiranía machadista, Fabio cayó preso.. Confinado en el Castillo del Príncipe, allí inició «su hermandad de conciencia y corazón» con Blas Roca. Amnistiado en octubre de ese año, volvió a ser detenido en 1932. Machado lo expulsó de Cuba.
A la caída de la tiranía machadista, Fabio retornó al país y desempeñó importantes responsabilidades en la dirección del Partido, incluyendo la secretaría de Organización.
La política de Guerra Fría, desatada por EE.UU. a partir de 1946, tuvo su eco en Cuba con el asesinato y persecución de dirigentes comunistas perpetrados por los gobiernos auténticos. Por tal motivo, el Partido orientó a Fabio abandonar el país en 1951.
El triunfo revolucionario de 1959 le trajo, desde su primer día, una alegría largamente esperada. «Yo pensaba en fechas del movimiento comunista, en la revolución rusa de 1917, pero esto era algo que no se parecía a los acontecimientos históricos conocidos, porque era consecuencia de una lucha militar, una insurrección popular armada de revolucionarios encabezados por Fidel».
Se incorporó al trabajo como miembro del Comité Nacional del Partido Socialista Popular (PSP). Asimismo, se le nombró director de Fundamentos, la revista teórica del PSP. Y en los primeros meses de 1961, conoció personalmente a Fidel.
Fundador del actual Partido Comunista de Cuba, de cuyo Comité Central fue miembro desde su constitución en 1965 hasta su Cuarto Congreso en 1992, Fabio tuvo el honor de presentar a Fidel como Primer Secretario en los tres primeros congresos partidistas.
Durante muchos años dirigió el Instituto de Historia y resultó electo diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular. Falleció el 21 de octubre de 1994.
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