El fascismo con rostro humano del gobierno Duque
La lucha de clases cada día que pasa le añade una vuelta más al nudo de contradicciones existentes en la sociedad colombiana, haciendo confluir más las tendencias a la juntura de la crisis económica con la crisis política y hacia una verdadera crisis de hegemonía.
Alberto Pinzón Sánchez
Dos fueron las orientaciones que el gobierno imperial de Trump dieron al elegido presidente de Colombia Iván Duque y su gobierno corporativo o de los gremios: 1- Estrechar el cerco (político, económico y militar) contra el actual gobierno de Venezuela. 2- Endurecer la guerra contra las drogas. No veo necesidad de citarlas, puesto que estas fueron ampliamente publicitadas por innumerables medios oficiales y extraoficiales.
Sin embargo, la lucha de clases que actualmente se libra no solo al interior del Estado y sus “instituciones” (aparatos de hegemonía) sino en la llamada sociedad civil, que se supone está por fuera del Estado, cada día que pasa le añade una vuelta más al nudo de contradicciones existentes en la sociedad colombiana, haciendo confluir más las tendencias a la juntura de la crisis económica con la crisis política y hacia una verdadera crisis de hegemonía.
Las crisis no se resuelven solas. Dependen de la lucha de clases y de la correlación de fuerzas alcanzada en la determinada coyuntura, y para actuar en ellas se exige la aplicación rigurosa del “análisis concreto de la situación concreta” tan recomendado por Lenin. Crisis, frente a la cual, el bloque de poder contrainsurgente dominante parece haber desplegado tres dispositivos básicos:
A) Un mecanismo de reformas económicas anunciadas por Carrasquilla, el delincuente de cuello blanco impuesto a Duque por el FMI como actual ministro de Economía.
B) La continuidad del genocidio “preventivo” y de disciplinamiento social puesto en marcha (por el núcleo duro de la contrainsurgencia durante el gobierno anterior de Santos) contra líderes sociales y populares, defensores de derechos humanos y exguerrilleros, que ya lleva más de 400 ejecutados en total Impunidad.
C) El reforzamiento del núcleo duro dentro de la actual Fiscalía para oponerse radicalmente a la Justicia Especial para la Paz considerada como un sistema “alternativo” e inconstitucional de justicia incompatible con la Fiscalía actual en manos de Martínez Neira, el abogado del cacao Sarmiento Angulo y ficha fundamental del núcleo duro de la mafia vargasllerista.
El núcleo duro del uribismo, aquel que, por boca del héroe de Invercolsa Londoyos, proclamaba originalmente “hacer trizas ese maldito acuerdo de La Habana”, discrepa de un núcleo blando o de “rostro humano” que al analizar la situación objetiva del lamentable estado en que el gobierno de Santos dejó la implementación del tal acuerdo de paz y la ruina financiera en que Pardo Rueda dejó el pomposo ministerio del posconflicto y, dada la profunda crisis política que amenaza con desintegrar al partido de la rosa (FARC) en un grupo blando y otro duro, plantea que en lugar de hacer trizas el Acuerdo es mejor concentrarse en la reintegración de las bases guerrilleras separando, eso sí, a los guerrilleros que están en las zonas de ubicación de aquellos que han escogido la reintegración “individual” y de los “peces gordos” o comandantes, de quienes se encargará la Fiscalía.
Duque y su rostro humano (diferente del duro rostro porcino de las caricaturas) ha hecho caso omiso al mensaje dado electoralmente en la pasada consulta anticorrupción. A la caída de su popularidad en un 41%. A que 95 senadores liberales y vargaslleristas, insistiendo en su inveterada practica corrupta de la mermelada santista, se han declarado “independientes” de su gobierno. Inmutable, continúa al pie de la letra la línea dura trazada en la hacienda innombrable:
1- Cumpliendo con las alianzas que lo llevaron a la Presidencia, nombró como embajador de Colombia ante la OEA al fanático y corrupto exprocurador Ordóñez, verdadero oprobio a la moralidad moderna y a cualquier ética, para que apoye las medidas duras de Almagro contra Venezuela.
2- Nombró a otro desacreditado personaje de la línea dura contrainsurgente como el “colino” Facho Santos en la embajada de Colombia en Washington, considerando la vieja práctica oligárquica y cipaya de los años 30 del siglo pasado de que “el embajador en los EEUU venía directamente a la Presidencia de Colombia”, lo que hoy pueden negar Gabrielito Silva y Pinzón Bueno.
3- Ha respaldado “incondicionalmente” al ministro de Economía Carrasquilla, línea dura del FMI, frente a las acusaciones objetivas de corrupción, presentadas sobre sus papeles en Panamá.
4- Y en consonancia con la hacienda innombrable, escogió con extrema precisión para el cargo de comisionado de Paz y para el “asunto de la paz con el ELN” al abogado canónigo Miguel Ceballos, hermano de la desaparecida parlamentaria Sandra Ceballos, socio de la truculenta firma encuestadora Datexco (que impuso en la opinión pública a Duque) y cuyo pensamiento de la línea dura uribista los lectores pueden conocer leyendo sus columnas de opinión publicadas por la inefable revista Semana. Resultado: la crisis profunda por la que atraviesa el proceso de solución política entre el Estado colombiano y la guerrilla del ELN.
5- Mientras tanto, Holmes Trujillo, el canciller de Colombia, línea dura del uribismo, ayer mismo y sin ninguna consideración de lo que esto significa, llamaba a “conformar gran coalición internacional que actúe en forma coordinada y eficaz en la crisis de Venezuela”.
Así las cosas, la pregunta clave en todo esto es si todas estas crisis: la crisis de la Argentina, la crisis en Brasil, la crisis en Perú, la crisis de Colombia, los vaivenes en la Casa Blanca de Washington, etc., se resuelven o por lo menos se distraerán con una guerra domestica en Latinoamérica, promovida por una “coalición internacional” como la impulsada por Holmes Trujillo contra Venezuela, guerra que, como en el caso de las Malvinas, terminó tumbando la dictadura fascista dura y abriendo caminos a la democracia blanda.
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