Apuntes históricos: La unidad
Los revolucionarios de tradición leniniana construyen su unidad en franco y constructivo debate, teniendo en cuenta que no constituyen un club de discusión sino una fuerza para la acción. Y la unidad de acción, la centralización de la misma solo puede lograrse por vía democrática.
Álvaro Oviedo
La unidad es la clave de la victoria para los grupos socialmente mayoritarios. Por eso las minorías sociales, han hecho de la frase de Maquiavelo, “divide y vencerás”, su guía para acceder al poder y mantenerlo.
La clase asalariada, y demás sectores de trabajadores de la ciudad y el campo, trabajadores por cuenta propia, o no, vinculados al trabajo calificado y no calificado, que constituyen en su conjunto al pueblo, en su práctica política han buscado constituir un frente popular contra los explotadores.
En momentos críticos para la humanidad, levantó con éxito la idea del frente amplio antifascista que incluía sectores de las clases dominantes que estaban en contra del totalitarismo, patrocinado por sectores más agresivos del gran capital financiero, como forma de gobierno. El núcleo básico de esa política era el frente único de la clase obrera, dividida entre las opciones reformistas y revolucionarias. Esta política dio la victoria contra el fascismo, y permitió la promulgación de los derechos humanos como norma de convivencia internacional.
La experiencia muestra que el alcance de esas alianzas, que incluye sectores reformistas e incluso sectores de las clase dominantes, depende de la fuerza que en su seno tengan los sectores revolucionarios para acercar las trasformaciones que impliquen cambios reales.
De ahí la importancia de aunar los sectores que están por trasformaciones radicales y profundas, dentro de la política de alianzas.
Los revolucionarios de tradición leniniana construyen su unidad en franco y constructivo debate, teniendo en cuenta que no constituyen un club de discusión sino una fuerza para la acción. Y la unidad de acción, la centralización de la misma solo puede lograrse por vía democrática (centralismo democrático). Que la acción debe balancearse rigurosamente para ver los aciertos y sistematizarlos, y superar las fallas (crítica y autocrítica). Y que la participación personal es la que le permite a todos los activistas incidir en la dirección de la acción y en la innovación constante de la misma para hacer frente a los desafíos (dirección colectiva). El caudillismo y el personalismo y el culto a la personalidad vulneran la democracia interna y la consolidación de la unidad, en el camino de superar la explotación y todo tipo de opresión.
La unidad es la garantía de la viabilidad de la táctica y estrategia de la victoria.
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