Masacre en París: La barbarie civilizada profetizada por Samuel Huntington
La crisis terminal del sistema capitalista mundial del imperialismo global actual y el surgimiento de un nuevo orden mundial multipolar se están presentando en la realidad de manera más compleja, o tal vez más difícil, a lo imaginado por los profetas de la geoestrategia neoliberal.
Alberto Pinzón Sánchez
Los lamentables y repudiables acontecimientos del 07/01/15 en París han puesto una vez más en evidencia la crisis civilizatoria en la que se encuentra el sistema capitalista global del imperialismo actual, y el tránsito violento y sangriento de un sistema de dominación unipolar hegemonizado por EEUU con su brazo armado de la OTAN, surgido en 1991 con la desintegración soviética, a otro posiblemente multipolar. Con lo cual se confirma, una vez más, la vieja tesis de Marx de que “La violencia es la partera de toda sociedad vieja (no de la historia. AP) preñada de una nueva. Ella misma es una potencia económica”. (Capítulo 24 sobre la acumulación originaria de capital).
Capítulo que al volverse a leer con detenimiento, y que recomiendo una vez más, permite enmarcar, como un anillo puesto en el dedo anular, las causas históricas concretas de la barbarie “civilizadora occidental”, impuesta desde el siglo XVI por el colonialismo imperial europeo a los países periféricos de Asia, África y América Latina:
La Tricontinental, como la llamó el Che Guevara, en donde los pueblos de los diversos países de la llamada civilización musulmana de África de Norte y Asia también pusieron una inmensa cuota de sudor y sangre en la insaciable acumulación permanente de capital y con su lucha armada de resistencia contra el sojuzgamiento colonial, contribución en sudor y sangre agravada en el siglo XX por el descubrimiento de las riquezas petroleras en sus territorios, que se ha prolongado hasta el siglo actual con las nuevas guerras de rapiña imperialista por apoderarse la insustituible materia prima industrial del petróleo.
En 1973, con la llamada crisis del petróleo que marcó el inicio de la crisis larga del sistema capitalista global del imperialismo actual, la llamada civilización musulmana pasó a ser un objetivo primordial y zona privilegiada de la política y la geoestrategia del centro industrializado del imperialismo global.
Hay suficiente información fáctica disponible sobre todo este periodo histórico que llega hasta la actualidad, donde Arabia Saudita, Kuwait, los Emiratos Árabes del Golfo Pérsico, Irak, Irán, Siria, el Kurdistán y los países petroleros del norte de África, etc., son descolonizados teóricamente para luego ser nuevamente “neocolonizados” mediante agravios e injurias culturales irreparables, golpes de estado, revueltas, guerras internas o externas, e invasiones imperialistas de todo tipo, y en donde el tedio de las noticias diarias de semejante “barbarie civilizada” recibía en los medios de comunicación del centro imperial global, como única crítica tímida, una caricatura mordaz contra el Islam, mientras su fino humor civilizado nunca osó ridiculizar el brazo armado del imperialismo global de la OTAN.
En 1991 con la desintegración soviética y el triunfo de los EEUU en la guerra fría, viene el grito de victoria de la globalización neoliberal lanzado sobre el globo: “la historia ha llegado a su fin” (Fukuyama) y “sabe usted, no hay tal cosa como la sociedad; hay individuos” (Margaret Thatcher). Dos años después, patrocinada también por la firma de armas ligeras y municiones Olin-Mathieson Chemical Company aparece la otra cara teórica de la moneda Fukuyama, con la publicación de la tesis del “choque de civilizaciones” sustentada por uno de sus directivos, el profesor de Harvard Samuel Huntington.
Según Huntington, la antigua bipolaridad de la guerra fría iría a ser remplazada por un largo y complicado conflicto, no originado en causas económicas y menos por la lucha de clases o causas ideológicas; sino debido a las diferencias culturales y civilizatorias que existen en las ocho civilizaciones que describió: china, japonesa, musulmana, hindú, ortodoxa, latinoamericana, africana y, claro la civilización hegemónica occidental.
Tres de ellas potencialmente peligrosas para la civilización occidental como la ortodoxa, la china y la musulmana. Es el libreto que hoy, 22 años después de publicado, estamos presenciando en la política geoestratégica imperial de los EEUU-OTAN, en su encarnizada y violenta oposición a la pérdida de su hegemonía y al surgimiento de un mundo multipolar.
Sin embargo, el profesor Huntington, valiéndose de su erudición y conocimientos geoestratégicos de 1993, logra diferenciar los peligros externos contra la civilización occidental en crisis, como él lo reconoce, para plantear que la potencia ortodoxa (Rusia) y la confuciana (China) muy a pesar de su tamaño, demografía y gran poder militar, ofrecen un riesgo no tan elevado como el denominado “resurgimiento islámico”, el cual osa equiparar con acontecimientos históricos de la importancia de la Revolución francesa o la Revolución rusa, con todas las implicaciones posteriores que estas han tenido y seguirán teniendo.
La gran explosión demográfica en el mundo musulmán, su tradición de poder expansivo violento y guerrero, enfrentado sangrientamente durante milenios a la civilización judeo-cristiana y occidental. El hecho geopolítico de que no exista un país central dominante, lugar disputado por Arabia Saudita, Pakistán, Indonesia, Irán o Turquía; más su ubicación petrolera privilegiada, tornan al mundo islámico en un peligro muy grande para la civilización occidental.
Y si a esto se le agregan los estereotipos de que la “fe musulmana es absolutista” porque no se ha dado la separación entre la religión y el Estado o “la propensión musulmana a la violencia”, pues por fuerza se le tiene que otorgar una peligrosidad rayana en el odio paranoico que hoy, después de 22 años de haberse publicado, estamos viendo tal cual en los bombardeos aterradores y vandálicos de la aviación estadounidense sobre Afganistán, Bagdad, Libia, Yemen, Siria, Pakistán o el reciente Estado Islámico.
El escenario apocalíptico y delirante de una tercera guerra mundial (incluso atómica) diseñado por el poder vaticinador del profesor Huntington, como vocero del complejo militar industrial financiero de los EEUU, con el fin de sacar de la crisis terminal a lo que él llama la civilización occidental, dentro de su tesis neoliberal del choque de civilizaciones, y el papel de los países latinoamericanos y caribeños en este tablado, es un punto aparte que merece también un tratamiento aparte que va más allá de esta breve opinión.
Lo que sí está claro es que la crisis terminal del sistema capitalista mundial del imperialismo global actual y el surgimiento de un nuevo orden mundial multipolar se están presentando en la realidad de manera más compleja, o tal vez más difícil, a lo imaginado por los profetas de la geoestrategia neoliberal Fukuyama y su anverso Samuel Huntington. Y esto, seguramente, también irá más allá de esta breve opinión.
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