La ultraderecha sudafricana clama venganza tras la muerte de Terre'Blanche
La muerte del dirigente supremacista Eugene Terre’Blanche, supuestamente por una disputa laboral, desató todas las alarmas ayer en Sudáfrica ante el temor de una violenta venganza de la ultraderecha. Las autoridades sudafricanas hicieron llamamientos a la calma y a la unidad nacional. En el trasfondo, se encuentra el problema de la propiedad de la tierra, que 16 años después del fin del apartheid sigue en manos de la minoría blanca.
Decenas de partidarios de Eugene Terre’Blanche, el extremista sudafricano muerto el sábado, se reunieron ayer en las inmediaciones de la granja del defensor de la supremacía blanca para mostrar su cólera y clamar venganza.
Ante la entrada a la granja, bloqueada por la Policía, algunos mostraron la bandera de cuatro colores de la antigua República Boer. Otros depositaron ramos de flores mientras lloraban. Todos eran blancos.
La cólera era la sensación dominante. La muerte de Terre’Blanche, que se debería a una disputa por unos salarios no abonados con empleados de la explotación, ha reavivado las quejas ante una presunta masacre de granjeros blancos.
«Vean cómo estamos aquí», proclama ante los periodistas uno de los partidarios del fundador del Movimiento de Resistencia Afrikaner (AWB, Afrikaner Weerstands-Beweging), grupúsculo defensor de la supremacía blanca que se opuso a golpe de atentado a la llegada de la democracia multirracial a comienzos de la década de 1990.
«Matan a nuestros granjeros», afirmaba uno de ellos, rechazando dar su nombre por «miedo a las represalias». «Matar a un viejo, como Terre’Blanche, mientras dormía no es algo de lo que sentirse orgulloso», añadió.
Eugene Terre’Blanche, de 69 años, fue encontrado muerto en su cama.
La violencia ha vivido un auge en las explotaciones agrícolas de Sudáfrica, que siguen estando en su mayoría en manos de granjeros blancos 16 años después del fin del apartheid.
Cerca de 1.250 personas han muerto entre 1997 y 2007 en estas explotaciones aisladas, en las que el propietario sigue viviendo en el edificio principal mientras que los obreros agrícolas se tienen que contentar con barracas sin electricidad.
«No somos racistas. Pensamos simplemente que cada uno tiene que mantenerse entre los de su raza», afirma el «comandante» del AWB, Pieter Steyn, quien viste una camiseta con la leyenda «100% Boer», granjero en afrikaans, la lengua de los descendientes de los primeros colonos neerlandeses y calvinistas.
En torno a él, muchos llevan armas ostensiblemente. Un anciano se agarra a su pistola, que ha recuperado tras salir de la rueda de prensa del ministro de la Policía, Nathi Mthethwa.
El ministro visitó ayer a la familia de Terre’Blanche, antes de instar a los sudafricanos de todas las razas a «no atizar las llamas de la violencia».
«Hay muchas emociones en juego», añadió Mthethwa. «Dejen a la Policía hacer su trabajo».
«No aticemos las llamas, no idealicemos la violencia», advirtió durante la rueda de prensa, que fue retransmitida en directo por la televisión nacional.
«Dejemos que la ley siga su curso», insistió Mthethwa, destacando que los dos supuestos autores de la muerte, detenidos el sábado por la noche, serán presentados mañana ante el juez para que formule una acusación formal.
El presidente sudafricano, Jacob Zuma, también hizo un llamamiento a la calma, instando a los sudafricanos a que «no permitan que agentes provocadores se aprovechen de esta situación incitando o fomentando el ocio racial».
«Pedimos a los partidarios del AWB que mantengan la calma por el momento para que podamos concluir el funeral», reclamó el portavoz del AWB, Andre Visagie, precisando que los próximos pasos deberán esperar hasta la próxima reunión del partido en mayo. «Decidiremos la acción que vamos a tomar para vengar la muerte de Terre’Blanche».
Sin embargo, algunos ya comenzaron ayer a mostrar su malestar. «El ministro dice que combate a los criminales, todos dicen que combaten a los criminales, pero nadie hace nada», afirmó el granjero Pieter Hanekom, que también asistió a la rueda de prensa de Mthethwa.
«¡Matad a Malema!», grita un hombre al pasar. Julius Malema es el presidente de la Liga de la Juventud del partido en el poder desde 1994, el Congreso Nacional Africano (ANC), que en las últimas semanas ha provocado0 una agria polémica, al entonar una antigua canción de lucha contra el apartheid, en la que se llama a matar a los boer.
«Los partidarios del AWB viven en un temor permanente», destaca el investigador Emile Coetzee, de la Universidad de Johannesburgo, que ha llegado a Ventersdorp para pulsar el ambiente.
La muerte de Terre’Blanche «ha despertado viejos fantasmas», dice este experto en la extrema derecha. «La gente tiene en la cabeza que han sido los negros quienes han actuado debido a esta canción».
Fuente: Gara
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