Y sin embargo, se mueve
No es la pausa de la lucha social la que contribuye a la paz. Es justamente su contrario, su intensificación. Vamos por el camino correcto, hacia el Paro Cívico Nacional.
Alfonso Conde C.
Continúa y se profundiza la protesta popular. En medio de la ambivalencia del gobierno que oscila entre el apoyo a las conversaciones de La Habana con las FARC más las anunciadas pero aún no iniciadas en Ecuador con el ELN, y de otro lado el acento creciente a las políticas neoliberales que significan más agresión contra la población, ésta avanza en su expresión de descontento y demandas de cambio.
La protesta es múltiple y diversa: se presenta aún localizada pero con proyección nacional como el paro que se adelanta en la Universidad Distrital de Bogotá por el respeto a los procesos democráticos de la comunidad académica hacia la transformación de una institución pública que se ha caracterizado por ser foco de corrupción en sus instancias de dirección, procesos que después de lograr el apoyo expreso del Consejo Superior a fines del pasado año, son ahora desconocidos cuando sus conclusiones no se acomodan a ciertos intereses particulares. La construcción de verdadera autonomía y democracia universitaria se encuentra en el eje de esa movilización.
También en Bogotá aumentan las protestas sindicales y populares contra la intención de privatizar el activo distrital más importante por los recursos que aporta a la ciudad y por su proyección estratégica, la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, ETB.
El magisterio colombiano agrupado en la Fecode convocó para el 1° de junio un paro nacional del sector en defensa del servicio de salud de los docentes, contra las políticas neoliberales que se orientan hacia una mayor privatización del derecho a la educación; en segundo lugar por un nuevo Sistema General de Participaciones que incremente los recursos para la educación, la salud, el agua potable y el saneamiento básico. Hasta el cierre de esta edición aún no se tenía información sobre el desarrollo de esa protesta.
El tema minero energético y ambiental también moviliza la protesta con formas diversas. El 2 de junio se inicia una huelga obrera en Cerro Matoso ante los desacuerdos entre el sindicato y la empresa explotadora de ferro-níquel mientras en Ibagué, el pasado lunes se desarrolló la Marcha Carnaval en defensa del agua, la vida y el territorio, en rechazo al proyecto La Colosa, en Cajamarca, de la multinacional Anglo Gold Ashanti, que ocasiona impactos negativos sobre la biodiversidad, el ecosistema y las dinámicas socio-productivas regionales. La defensa del agua ha derivado en una de las más importantes causales de la movilización de los colombianos.
Los transportadores de carga por carretera, quienes ya han participado en protestas previas por sus reivindicaciones, se aprestan a reiniciar su movilización el próximo 15 de junio para cuando anuncian la suspensión de sus actividades.
En el centro de todas las protestas actuales se encuentra la Minga Nacional agraria, actualmente en desarrollo. Con participación decidida de comunidades indígenas, afro y sectores campesinos de múltiples regiones del país, se desarrollan diversas actividades de protesta motivadas por el incumplimiento gubernamental a los compromisos adquiridos en razón de los acuerdos pactados con la cumbre agraria, étnica y popular en 2013 y 2014.
Los temas incumplidos incluyen asuntos sobre territorios colectivos y ordenamiento territorial, minería y ruralidad, derechos políticos, víctimas y justicia, derechos sociales, contra el modelo de despojo y otros. En su lugar, el gobierno adelantó la aprobación de la llamada ley Zidres para garantizar el predominio de la gran empresa capitalista que desplaza la producción campesina e indígena. En casi todos los casos de la protesta popular ya se han presentado agresiones o amenazas de la fuerza pública o de grupos paramilitares.
La construcción de la paz no concluye con la suspensión de la lucha armada. La paz significa justicia social, democracia, soberanía, plena vigencia de los derechos ciudadanos y todo ello se logra en la confrontación entre los intereses de acumulación de unos pocos y los intereses generales de toda la población. No es la pausa de la lucha social la que contribuye a la paz. Es justamente su contrario, su intensificación. Vamos por el camino correcto, hacia el Paro Cívico Nacional.
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