24 hechos de la profunda crisis política en Yemen
Además de los enfrentamientos entre los huti y el gobierno, el país se debate con las complicaciones colaterales de un intento de secesión del sur y la posibilidad de ataques de Al Qaeda.
Yemen está abocado a un agravamiento de su crisis política e institucional tras el anuncio de varios partidos de suspender las negociaciones con la tribu huti para un entendimiento.
La tribu, asentada en el norte, tomó en septiembre pasado zonas en la capital Sanaa y expandió sus acciones hacia el centro, mientras se enfrenta a Al Qaeda.
Los huti demandan: reformar el acuerdo de federación en seis regiones, pues el actual los encierra en una zona sin recursos naturales ni salida al mar, así como la supervisión del gobierno para evitar la corrupción.
También piden la adopción de medidas de beneficio social y una mayor participación en los asuntos del Estado y de la defensa nacional.
El 20 de enero, efectivos del movimiento huti Ansar Alah combatieron con miembros de la guardia del presidente Abd Rabu Mansur Hadi, tomaron el palacio presidencial y reafirmaron el control sobre Sanaa, que han expandido desde entonces.
La embajada de Turquía rentó un avión de pasajeros para evacuar a su personal, y la sede diplomática de Estados Unidos fue cerrada.
Turquía tiene lazos estrechos con el partido Islah (acrónimo que forma el vocablo árabe La Reforma), rama local de la Hermandad Musulmana, enemigos jurados de los huti, que controlan zonas de la capital y son chiítas de la secta zaidita.
Hadi presentó su dimisión el 22 de enero, poco después de la renuncia de su gabinete, y está en su residencia, sitiada por milicianos de Ansar Alah.
Desde entonces Yemen está acéfalo pues los huti consideran que la dimisión del mandatario es efectiva al momento de su presentación y recordaron que la autoridad del parlamento expiró y por lo tanto su presidente no puede ocupar el cargo.
Las conversaciones transcurrían bajo la mediación del enviado de la ONU para Yemen, el diplomático marroquí Yamal Bin Omar, quien ha «convocado y presidido reuniones diarias con 16 partidos políticos para crear consenso y encontrar una salida».
Varias opciones para una salida a la crisis de gobernabilidad están sobre la mesa. Entre ellas aparece la formación de un Consejo Presidencial encabezado por Hadi, reveló Mohamed al Qubati, líder de los diputados del Partido Socialista Yemenita.
En ese órgano de gobierno provisorio deben estar representadas las fuerzas políticas signatarias del Acuerdo de Paz y Reconciliación Nacional alcanzado en septiembre pasado, cuyas provisiones permanecen incumplidas.
La fórmula de compromiso es difícil de alcanzar por las encontradas posturas entre quienes apoyan a Mansur Hadi y la tribu huti.
La permanencia de Mansur Hadi en un posición central del eventual consejo desagrada a los huti cuya posición se basa en una transición pacífica hacia un gobierno sin su presencia, aunque refutan las alegaciones de alentar un golpe de Estado.
Aunque se han abstenido de explicitarlo, los hutis se inclinan por la formación de un Consejo de Gobierno integrado por militares que construya el puente hacia una reorganización de la vida política sin discriminaciones.
El diplomático ha informado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del curso de los acontecimientos y está en contacto con los países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo, el más importante de los cuales, Arabia Saudita, colinda por el sur con Yemen y observa la crisis con preocupación.
Ahora la posibilidad de un entendimiento se ha reducido al mínimo y, de manera proporcional, aumentado el peligro de un incremento de las tensiones regionales, dependiente de la postura que adopten los países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo.
El país se debate con las complicaciones colaterales de un intento de secesión del sur y la posibilidad de ataques de Al Qaeda.
Grupos y partidos sureños con asiento en la ciudad de Aden, que demandan la división del país en dos estados independientes, proclamaron su secesión el 24 de enero.
Hombres armados del Movimiento Sureño (MS) desalojaron sin resistencia a los policías, a los que desarmaron y ordenaron retornar a sus comisarías, según testimonios recogidos.
Al mediodía varias dependencias del Estado y puntos policiales izaron la bandera de la extinta República Popular Democrática de Yemen (RPDY), estado de orientación socialista que dejó de existir tras el acuerdo de unificación a principios de la década de los años 90 del siglo pasado.
Un comité del MS, cuyos integrantes dijeron estar encargados de la seguridad y de las operaciones militares en las cuatro provincias meridionales, difundió una orden según la cual las tropas y la Policía sólo deben obedecer sus órdenes.
Las decisiones del MS cuentan con el apoyo de comités populares que dicen contar con unos tres mil efectivos sólo en Aden, la capital de la antigua RPDY.
Por su parte, Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), síntesis de las ramas yemenita y saudita de la red creada por Osama bin Laden con apoyo de la Central de Inteligencia estadounidense en la década de los años 70 del siglo pasado, puede estar capitalizando el caos para reagrupar fuerzas.
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Con información de Prensa Latina
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