La crisis colombiana sí tiene solución
por Alberto Pinzón Sánchez
¡Oh confusión, oh caos! Esa fue la razón suprema, que sobre las cenizas de la guerra civil cíclica dio el oligarca ultramontano Rafael Núñez, para imponer la clerical y reaccionaria Constitución de 1886 y el régimen de la “Regeneración”, o nudo de clases formado por la hegemonía de los terratenientes exportadores, los grandes comerciantes en tránsito a grandes burgueses (del partido liberal-conservador), cohesionados por la Curia Vaticana, el ejército de gamonales triunfante y la ayuda internacional de Inglaterra y EEUU, la cual para desgracia o desdicha de los colombianos, todavía perdura con algunas cooptaciones y adecuaciones.
Hoy después de más de siglo y medio de dominación violenta, explotación y de despojo implacable al pueblo trabajador colombiano, vuelve a ser el argumento de los “ruiseñores” del régimen, quienes todos a una, desde sus columnas periodísticas de propaganda al confirmar el gran desastre social económico y sobre todo moral al que ha llegado la sociedad colombiana, conducida por el hombre providencial, la inteligencia superior, el padre proveedor o Mesías, que supuestamente hace ocho años la iría a salvar de sus males y demonios; trastocan habilidosamente la vieja consigna de los comuneros del Oriente colombiano de 1781, para convertirla en campaña electorera actual y decir que no se debe tener confusión, ni dejarse “trabar” sobre esto: ¡No es el rey, sino el mal gobierno!
El responsable de la “carpa verde” que cubre el gigantesco destrozo y la demolición no sólo de Bogotá sino de todo el país, no es la actual clase social de la oligarquía latifundista y financiera transnacionalizada; lumpenizada y corrompida por la mafia narcoparamilitar gobernante, sino el mal gobierno. ¡Que viva el rey Uribe Vélez y abajo el mal gobierno de sus “ministricos” y válidos corruptos! ¡No más confusión, no más caos! ¡Si a la «seguridad democrática» convertida en norma constitucional, aunque sea con su reemplazo designado por un “dedazo”!
Permisos a los curas por el comisionado Pearl Buck para que negocien la “donbernabilidad” en las comunas de Medellín y “reculada” presidencial con reprimenda al buenazo de Pearl. Decretos de Emergencia Social y reversazo contra el tegua Palacios que funge de corrompido ministrico contratista. Quiebra irreversible e irrecuperable de los grandes contratistas Nule, válidos de Uribe Vélez, y rápido deslinde presidencial. Impuestos a los motociclistas y anulación posterior del Presidente del decreto ministerial del transporte, y etc.
Aún no se ha dado cuenta esta clase social parasitaria que, como lo demostró el viejo topo de la historia citado por Marx, no son las “personalidades” las que determinan la historia, sino la lucha de las clases sociales y el desarrollo de las fuerzas económicas que van a influir y a condicionar la política, las leyes y a mover la historia. Pero la oligarquía colombiana sostenida inexplicablemente por el gobierno estadounidense, continúa tercamente apostándole a una persona guerrerista que, con Padilla de León, el general Naranjo y Valencia Cossio (a quienes lleva con sus familias a conciliábulos secretos en su hacienda del Ubérrimo) ha acaparado todo el poder del Estado en beneficio de un pequeño puñado de cacaos u oligarquía, a donde acaban de ingresar sus dos hijos, a quienes el ingenio popular llama con sorna Tom y Jerry.
Y obnubilada (obdubilada?) o confundida por la medición (mediante encuestas falsas) de una etérea “opinión”, no ha caído en cuenta que la masa popular rechaza y repudia a todos los candidatos que les ha exhibido para reemplazar a Uribe Vélez en el remoto caso de que no se presente a la reelección. No es sino ver las cifras de la abstención esperada. Ninguno de los “bacalaos” que adornan la baraja de candidatos presidenciales propuesta, tiene la influencia suficiente y necesaria como para sacar a Colombia de la hecatombe uribista: Juan Manuel Santos, Noemí-Pastrana, Arias, Pardo, los viejitos verdes, Fajardo o Petro y etcéteras; son como dicen los peruanos mamando gallo, la misma chola con distinto calzón.
No le ha llegado aún a la vetusta y decadente oligarquía colombiana la edad de la razón o modernidad que les permita entender de una vez por todas, que la única solución a la crisis en al que se revuelca la sociedad colombiana, no es una guerra gringa de nunca acabar; sino una salida política democrática, amplia participativa y soberana, que reconstruya todo el país sobre bases modernas legales y legítimas, y reconcilie definitivamente a los ciudadanos de Colombia, no con un estado terrorista utilizado por el Pentágono con fines geoestratégicos, sino con un estado moderno despojado (irreversiblemente y para siempre) de cualquier manifestación terrorista mediatizada.
PARA TODO CIUDADANO OK
creo ek no ayay solucionx ke las politicos de hoi no sirven para naday solo hablan de la ecnomia y de lo ke kierern para ellos y yaa!
no creo que tenga solucion ya que las persona sd hoi necesitan mas apoyo nnatural y foretal