Paco Ignacio Taibo II rectifica su severa visión acerca del presidente Madero
Arturo Jiménez
Apenas acaba de publicar su novela Tony Guiteras, sobre el revolucionario cubano de los años 30, y ahora el escritor Paco Ignacio Taibo II lanza Temporada de zopilotes: una historia narrativa sobre la Decena Trágica, en la que, aparte de evidenciar el enorme «cinismo, corrupción e inmoralidad» de los seis generales golpistas, explora la figura del presidente Francisco I. Madero.
Antes, Taibo II tenía una visión más dura y crítica de Madero, lo consideraba «un desastre» por asuntos como su alejamiento de sus «aliados verdaderos», Villa y Zapata, o por su tardanza en tomar medidas contra militares sospechosos de traición, entre ellos Victoriano Huerta, «un verdadero personaje oscuro».
Ahora, Taibo II pondera el apego de Madero a la precaria legalidad heredada del porfirismo, su creencia en las promesas de lealtad de los militares a la República –de los que, a la larga, la única excepción fue el general Felipe Ángeles, quien luego se sumó al villismo– o hasta actitudes de «ternura» con los peones de su hacienda, a quienes recetaba chochos.
El escritor no deja de recordar la advertencia de uno de los hermanos de Madero, Gustavo, también personaje fundamental del libro: “Pancho, nos van a matar a todos”. Y así sucedió, incluido otro leal al presidente: José María Pino Suárez.
Otro de los personajes clave que aborda Taibo II en esta «historia de malos» es el embajador de Estados Unidos en México, Henry Lane Wilson, quien promueve y apoya el golpe, resentido con Madero porque no le permitió a la esposa del diplomático hacer negocios al amparo del gobierno.
La mañana del miércoles, en el espacio cultural conocido como Donceles 66, Taibo II presentó Temporada de zopilotes (Planeta), una historia ubicada en 1913 en una ciudad de México que se había convertido en un «hervidero reaccionario y porfirista», de la cual se publicó en estas páginas un adelanto (La Jornada, 18/04/09).
Valiente hasta la locura
“Hace unos meses –prosigue Taibo II– llegué a la conclusión de que había muchos hijos de la chingada en este país, más de los que uno normalmente aprecia y reconoce, y los peores fueron los seis generales que dieron el golpe contra Madero”.
Cuando terminó este libro, el escritor se dijo dos cosas:
«Una, qué mal nos han contado la historia de México, con qué falta de detalle, minucias, explicaciones, sabor, identidad de personajes; la historia se vuelve algo ajeno. Y segunda: qué historia más fea, me quitó todo el oxígeno ver los caminos de la muerte de Madero. Me dejó un mal sabor de boca».
Ante la pregunta de si después de la investigación y del proceso de escritura se había modificado su visión sobre Madero, Taibo II respondió que sí, por haber profundizado en el personaje. Su primera aproximación, fue: «Pero si serás bruto, cómo puedes seguir conciliando y negociando, o serás oligarca, al fin y al cabo hacendado, incapaz de abrirle el paso a la revolución social, y te cierras el camino a tus únicos aliados reales, los zapatistas, es más, los confrontas y dejas que metan a Villa a la cárcel, que era el que te hubiera salvado la vida».
Aunque el escritor fue matizando conforme encontraba historias: «Madero retratado por la oligarquía burlándose de él porque usaba guante blanco en las recepciones, pero se mordía las uñas, Madero montando a caballo porque así tenía la misma estatura que los demás, porque era muy chaparrito, Madero en la relación con los peones de su hacienda, dándoles chochos homeopáticos…».
Hay «una cierta ternura en el personaje», dijo, y agregó: «Madero fue valiente hasta la locura, pero condenó a la naciente República a la derrota del golpe militar, de lo cual muchos le habían advertido».
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