¡Todas las rebeldías en unidad por el cese al fuego bilateral ya!
Declaración Política el Comité Central del Partido Comunista Colombiano
El eje principal de la vida política del país continúa siendo el proceso de diálogo y el conjunto de pasos de búsqueda de la paz, que se desenvuelven con la Agenda de seis puntos en discusión en La Habana. Sin duda, este proceso incide en debates significativos del mundo jurídico, legislativo y del modelo económico y social dominante. Sus avances son importantes y se miden en los tres preacuerdos con sus salvedades, el abordaje del tema de víctimas, el acuerdo sobre desminado, la labor de la subcomisión que estudia puntos de la terminación de la guerra y el Informe de la Comisión de Historia del Conflicto y sus Víctimas, cuya divulgación se constituye en una necesidad apremiante.
El diálogo ha alcanzado un nivel crítico en la necesidad del reconocimiento de la rebelión como un fenómeno político con consecuencias y conexidades jurídicas, al contrario de la pretensión oficial de adjudicar el carácter de victimaria exclusivamente a la insurgencia y diluir la responsabilidad de gobernantes, sectores del empresariado, de la dirigencia política y de los altos mandos en la criminalidad y el terrorismo de Estado.
La llamada justicia transicional es una variante del planteamiento unilateral contrainsurgente. No es clara la voluntad del Gobierno en torno al desmonte del paramilitarismo, la depuración de las estructuras militares penetradas y corruptas, los compromisos contra la impunidad y la desclasificación de los documentos oficiales para develar la verdad histórica. Son inaplazables la apertura del proceso con el ELN y el diálogo con el EPL.
Un gesto de distensión
Por cinco meses las FARC-EP cesaron el fuego unilateralmente sin término definido de tiempo, como un gesto de distensión reconocido por habitantes rurales y el propio gobierno. Sin embargo, en cuatro calculados bombardeos de represalia por los dolorosos enfrentamientos del 14 de abril en Buenos Aires (Cauca), en esta ocasión en el municipio de Guapi, el 21 de mayo fueron masacrados sin combate 27 insurgentes, lo que constituye un crimen de guerra. Tras más de 55 incidentes previos, denunciados por la veeduría del Frente Amplio, fue evidente el equilibrio inestable de una guerrilla en tregua frente a una fuerza contrainsurgente activa, con tecnologías de punta y dominio aéreo, en el marco de una política de “diálogo en medio de la guerra”.
Santos plantea ahora “intensificar la guerra hasta alcanzar la paz”, lo que se traduce en un nuevo aliento a la solución militar con el pretexto de acelerar los tiempos de la negociación. El Gobierno rechaza el cese bilateral, se niega a desescalar y por el contrario busca modificar con bombardeos la correlación de fuerzas. El general John Kelly, jefe del Comando Sur, y otros consejeros yanquis asesoran descaradamente el guerrerismo de Estado.
El objetivo es imponer el modelo de la paz negativa entendida como el mero silencio de los fusiles guerrilleros, sin cambios ni reformas, gratis desde el punto de vista fiscal, sin apertura democrática y sin garantías de no repetición. Y correlativamente, sepultar las aspiraciones de justicia social que chocan con los límites del modelo económico, social y político de clase que el bloque dominante en el poder pretende perpetuar más allá de los acuerdos de paz.
Todo lo anterior representa un reto formidable a la movilización de masas por la paz y a las luchas reivindicativas que confrontan el Plan Nacional de Desarrollo, el “equilibrio de poderes”, la criminalización de las protestas y reclaman garantías para los defensores de la paz y para la oposición democrática.
El rechazo a la solución militar y la superación de los obstáculos al proceso solo pueden ser el efecto de coordinadas y crecientes intervenciones de la lucha popular y el fortalecimiento del más amplio Frente por la paz, la democracia, la soberanía y la justicia social con la consigna de “¡Cese al fuego bilateral, ya!”. Proponemos coordinar con todas las demás fuerzas una gran jornada por la paz en la tercera semana de julio, desplegar el tema a lo largo de la campaña electoral y apoyar la II Asamblea Nacional por la paz de la USO en noviembre.
La paz necesaria, justa y duradera implica ampliación y concreción de nuevas libertades y derechos democráticos; garantías para que se respeten y cumplan los derechos de las víctimas; desmonte del paramilitarismo; cambios en la doctrina militar del Estado; depuración de las instituciones; la libertad de los presos políticos, a quienes enviamos un caluroso saludo; entre otras garantías de no repetición.
Un paso fundamental para la paz tiene que ser la adopción de una amnistía e indulto general para los delitos políticos y para los funcionarios que colaboren en el esclarecimiento de delitos internacionales y crímenes de guerra.
La asamblea nacional constituyente
La construcción de una consciencia constituyente, de una pedagogía de paz democrática vinculada a la batalla por la justicia social, debe contribuir a generar proceso y movimiento usando las nuevas contradicciones y aportes en el debate público. Estamos por una asamblea nacional constituyente soberana que consolide acuerdos, avance en la solución de diferencias y cree las bases de una real institucionalidad de paz que ayude a superar el orden contrainsurgente, macartista y neocolonial heredado de la antigua guerra fría anticomunista.
La unidad está en el centro de nuestras tareas de movilización y organización popular. El 9 de abril y el 1 de mayo mostraron la fuerza creciente de la convicción popular en la lucha por la justicia social para la paz. El combativo paro magisterial puso en el ambiente las posibilidades de la acción reivindicativa que hoy tiene expectativas y alcances más allá de lo puramente gremial. Expresamos nuestra protesta por la indolencia oficial ante la ola de muertes y accidentes laborales en el capitalismo minero y nuestra solidaridad con sus familias. Apoyamos la iniciativa de coordinación de la protesta unificada y la solidaridad con los sectores sindicales en conflicto que promueve Comosopol. Saludamos la próxima realización del Congreso de Fensuagro.
Bloque patriótico unitario
El Frente Amplio debe ensanchar sus bases sociales, consolidarse como espacio de convergencias, unidad de acción política y desarrollar los acuerdos programáticos de cara a la construcción de un proyecto democrático nacional de nuevo poder. Esta política de unidad, de avance hacia un bloque patriótico unitario, con fortalecimiento del núcleo de garantías en torno a Unión Patriótica y Marcha Patriótica es el camino para atravesar la compleja prueba de las elecciones. Trabajaremos con una posición de principios y con flexibilidad el proceso de alianzas con la vista puesta en el fortalecimiento de las fuerzas más avanzadas y comprometidas con la ética y los cambios democráticos.
Los procesos democráticos latinoamericanos enfrentan la contraofensiva del imperialismo y las derechas para revertir los cambios. Pero hay prioridades que no pueden soslayarse. Venezuela es la pieza clave en la actual coyuntura continental. Proponemos el más amplio consenso de apoyo y actividades de información, de solidaridad y acciones comunes del movimiento popular con todas las fuerzas de la revolución venezolana.
Asimismo con Cuba, por la terminación del bloqueo, la devolución de Guantánamo y el fin de las leyes extraterritoriales, pero en particular por su aporte invaluable al proceso de paz de Colombia. Llamamos a la mayor coincidencia de corrientes en los escenarios internacionales como el II Foro por la Paz en Colombia de Montevideo y el 21 Encuentro del Foro de Sao Paulo a finales de julio en Ciudad de México.
Partido Comunista Colombiano
Comité Central
Bogotá D.C. 22 y 23 de mayo de 2015.
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