Noveno alcalde comunista en Japón: el éxito de una política de unidad popular del partido para romper el consenso anticomunista dominante
Asahi es un pequeña ciudad de 17 mil habitantes de la provincia de Toyama. La elección de un nuevo alcalde, Wagi Shigeo, en este pequeño pueblo de pescadores podría parecer anecdótica. No lo es.
Porque Waki Shigeo es comunista. Y se suma al pequeño club de los otros ocho alcaldes comunistas de Japón.
¿Cómo explicar esta anomalía cuando el Partido Comunista Japonés es un partido de masas, con 400 mil militantes, su diario Akahata (bandera roja) tira más de 1,4 millones de ejemplares, y obtuvo casi cinco millones de votos en las pasadas legislativas de 2009?
Por el contexto histórico en el que el Partido Comunista ha desarrollado su acción. El PC Japonés es un partido marginado, si no condenado al ostracismo, criminalizado durante décadas: sus miembros inscritos en las listas negras, perseguidos por la justicia, despedidos por razones políticas.
El consenso anticomunista permanente en la clase dirigente nipona prohíbe de hecho toda alianza de los partidos centristas (El Partido Demócrata, el Partido Socialdemócrata) con el Partido Comunista. Una anticomunismo difuso de la gran burguesía que ha conseguir impregnar a la sociedad nipona, y que se agrieta día a día gracias a la crisis.
En otras palabras, cada victoria, local o nacional, ganada en este contexto por los comunistas sólo se ha conseguido valiéndose de sus propias fuerzas, en medio de la adversidad más total.
Y es en este marco histórico y político donde el éxito de Waki Shiego adquiere todo su valor. Como señala un artículo de Akahata, tras el escrutinio, Shiego ha sabido afrontar una violenta campaña anticomunista y la obstrucción frontal de las fuerzas políticas del sistema.
Su campaña se ha centrado en la defensa de la democracia contra los métodos autocráticos de la administración anterior, como revela un consejero municipal que le animó a presentarse: “M. Waki era la única persona que yo conozca que ha protestado contra el autoritario alcalde en la Asamblea. Su manera de trabajar y de hablar con la gente era tan honesta que yo no podía imaginar a nadie más para desafiar al alcalde en estas elecciones. Asahi es una ciudad conservadora, pero la gente sin ninguna afiliación política como yo y como un amplio abanico de personas, entre ellos miembros del PC e incluso conservadores, se han unido por primera vez, para terminar con este régimen autoritario”.
Waki ha sabido presentar su candidatura comunista como la del cambio frente a las eternas alternancias sin alternativas: “Estamos decepcionados tanto del Partido Liberal Demócrata como del Partido Demócrata de Japón. M. Waki es un comunista, pero a mucha gente le gusta su personalidad. Yo mismo me he hecho agente electoral de M. Waki para movilizar a los ciudadanos a votar por él”, revela Nakajin Masao, presidente de la Asamblea de Asahi.
En definitiva, el candidato comunista ha sabido poner en el centro de su campaña las preocupaciones sociales, la defensa y el desarrollo de los servicios de sanidad y de educación así como la defensa de los trabajadores de las industrias locales, como atestigua Wakiyama Masami, responsable de la cooperativa de pesca local: “Estamos muy contentos de que M.Waki sea en adelante nuestro alcalde. Ahora, sabemos donde ir y a quién consultar sobre cuestiones ligadas a nuestra actividad”.
La fuerza que el Partido Comunista del Japón ha desplegado para romper el consenso anticomunista en Asahi, proponer una alternativa a las alternancias entre buenos aliados, para aglutinar a los ciudadanos japoneses en torno a un proyecto democrático y social, es la misma que el Partido despliega a nivel nacional desde hace más de 80 años para evitar su marginación. Actualmente, en un contexto de renacimiento del pensamiento marxista en Japón, crece la afluencia de nuevos afiliados (15 mil nuevas afiliaciones al año) hacia la organización histórica de la clases obrera nipona. El Partido Comunista Japonés encarna más que nunca el partido del porvenir, legítimo heredero histórico de luchas y de resistencias.
Traducción de J.A. Pina
Fuente: L’Humanité en español
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