«Se puede volver a hablar de una escena de canción de protesta en Catalunya»
Cesk Freixas (Sant Pere de Riudebitlles -Penedès, Catalunya-, 1984) es un cantautor que decidió hace cinco años dar vida a un proyecto político musical que busca enlazar una sonoridad olvidada y con falta de reconocimiento como es la canción de autor con la protesta. Como vehículo de expresión recurre a la poesía, con referentes claros como Ovidi Montllor y Silvio Rodríguez.
Itziar AMESTOY
Gara, DONOSTIA
El cantautor Cesk Freixas lleva dos discos editados, por un lado «Set voltes rebel» en el año 2005 y después «El camí cap a nosaltres» en el 2007. Con su segundo trabajo se afianzó en una apuesta mucho más personal que consolida su objetivo de reivindicar la escena de cantautores en els Països Catalans. Trabaja en estos momentos en su tercer trabajo que según lo previsto verá la luz en otoño, por lo que durante unos meses se alejará en cierta manera de los escenarios. Aun así, no dejará las citas ya cerradas por lo que hoy actuará en Donostia, en el Herria Taberna a las 22.00 horas.
Una vez nombrados sus discos, vía libre para presentarse ante el público de Euskal Herria.
Llevo dos discos editados y el proyecto no deja de ser un altavoz de la izquierda independentista catalana. Mi música es una herramienta de compromiso, de posición, una herramienta de las luchas. Musicalmente, dentro de la canción de autor sigo una faceta cercana al pop. Estilísticamente es una rama más comercial que sirve para introducir un discurso más reivincativo y revolucionario.
Con el otoño llegará el tercer disco, ¿en qué camino va este trabajo?
Ahora estamos preparándolo, estamos en la fase de producción y esperamos grabar hacia el verano. Sí que hay algún cambio respecto a lo que he hecho hasta ahora. Del primer al segundo disco hay una evolución, no sólo estilísticamente, sino también de actitud, de letras. Con este tercer disco las letras serán más ácidas, más críticas. Recupero la intencionalidad de ser explícito. En el segundo, todo quedaba como más metafórico, más alegórico y ahora aunque sigo buscando la parte poética he sido más crítico. Seguramente porque también estoy influenciado por las circunstancias políticas actuales.
¿La música, sin compromiso, pierde su sentido?
Tiene sentido, pero dentro de un contexto capitalista. Siempre ha habido intereses de que exista música que se entienda como un producto de consumo, acrítico y que hable sobre temas banales. Tiene el sentido de dormir a la gente. Los proyectos musicales con compromiso político intentamos darle la vuelta, utilizar los canales capitalistas para hacer llegar un mensaje crítico y con contenido político. Utilizar esas vías o canales es la única forma que tenemos de enviar ese mensaje que queremos que llegue.
Ovidi Montllor, Raimon… la canción de autor en els Països Catalans tiene unos claros referentes que en cierto modo pertenecen a otra generación, pero ¿como está hoy en día este panorama musical?
Aunque empecé conociendo a autores como Ovidi, Raimon, o algunos más jóvenes como Feliu Ventura, vi que la canción de autor tenía todavía vigencia. No entendía porqué había tan pocos cantantes de protesta. Pero en los últimos cinco años ha habido una evolución positiva en lo que es la canción de autor y de protesta. Están saliendo muchos cantautores y creo que podemos volver a hablar de una escena de cantautores de protesta. Este crecimiento responde a una necesidad, no sólo cultura sino también política, de recuperar la canción de autor.
Más allá de la canción de autor, ¿cómo ve el panorama musical en su país, o más concretamente, en su comarca, el Penedès?
Es una comarca pequeña, por lo que hay uniones muy significativas entre proyectos reivincicativos como puede ser el caso de Inadaptats o Revolta 21. Coincidimos en los posicionamientos políticos, hecho que que favorece esta conexión. Además de gustarme los cantautores también me gusta otro tipo de música.
¿Y un diagnóstico más general?
El panorama musical catalán está más vivo que nunca. Hemos superado esa situación de pensar que todo lo que se hacía en catalán era de segunda división. A partir de ahora se entiende que en catalán se pueden hacer cosas interesantes, lo mismo que se hacen en inglés, euskara o castellano. Hemos superado ese estadio de auto-odio.
¿El hecho de cantar en catalán incluye un posicionamiento político o se trata de una cuestión de naturalidad o facilidad?
Tiene parte de las dos. Hago mi vida en catalán y es mi lengua, con lo que nunca me he planteado el hecho de cantar en otro idioma. Pero es verdad que también hay un componente más político. También está la idea de reafirmar que tu lengua es el catalán y que cantas en ese idioma porque es una lengua minorizada, desprestigiada, que no goza de buena salud. Al final, también es un posicionamiento político. Aun así, haciendo un análisis más global, hay grupos que no se lo plantean y lo hacen de forma indirecta y otros que sí que buscan normalizar la lengua, es decir, casos de militancia lingüística.
En la canción de autor los límites entre la poesía y la música pierden definición, ¿entre sus referentes hay más poetas o músicos?
El principal referente cercano es Ovidi y empezando por él mismo, mezclaba. Igual era más poeta que cantante, musicaba poesías suyas y de otros. Mis referentes son artistas que mezclaban las dos partes, me veo reflejado en todos los proyectos musicales que tenían una parte más poética. Aun así, me siento más cercano a la parte poética. Otros referentes son Silvio Rodríguez o Víctor Jara.
Silvio, sin ir más lejos, canta aquello de «Debo partirme en dos», ¿ha sentido alguna vez esa disyuntiva a lo largo de su carrera?
Sí, cuando la gente escucha tus canciones, recibes muchas críticas que te dicen de qué deberías hablar, que si les gustaba más de lo que hablabas en el primer disco. Pero acabas decidiendo hablar de lo que te interesa.
Y, ¿qué es lo que le interesa?
Todos mis discos giran en torno al concepto de «ternura revolucionaria». Cuando analizas el mundo desde una óptica reivindicativa, encuentras contradicciones con la naturaleza del ser humano. La evolución de la especie humana está cargada de prejuicios y estigmas sociales, todo ello se deriva de la consolidación del sistema económico capitalista. El sistema crea una relación de poder entre personas, de dependencias falsas, y crean uniones superficiales entre personas. Quiero reivindicar el humanismo radical del ser humano. Eso pasa por darnos cuenta de que no podremos cambiar el entorno si no cambiamos nosotros mismos, no como individuos sino como colectivo. Para que haya un cambio social o nacional tiene que haber un cambio personal. Hablo de la superación del estado de dominación en le que estamos para llegar a la liberación social.
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