Enrique Santiago: “La verdad es clave para la solución del conflicto”
El abogado español está en el ojo del huracán de los medios belicistas que atentan contra el proceso de paz de La Habana. Habló para VOZ y dejó en claro cuáles son los elementos esenciales para abrir el camino hacia la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.
Carlos A. Lozano Guillén
Enrique Santiago estuvo hace pocas semanas en Bogotá y alborotó el avispero de la “gran prensa” y de la derecha por sus declaraciones directas y precisas sobre cómo debe ser la justicia y el reconocimiento a las víctimas para ponerle fin al conflicto. Reconoce que nadie busca la paz para irse a la cárcel, sobre todo cuando los victimarios son tantos y algunos protegidos con descaro por el Estado colombiano.
Santiago es un abogado experto en derecho penal internacional y derecho internacional. Como él mismo lo dice lleva años dedicado a la solidaridad con las víctimas del conflicto y del terrorismo de Estado en Colombia, como en otros países de América Latina. Tuvo que ver con el proceso judicial que el juez Baltasar Garzón le abrió a Augusto Pinochet en España y que lo mantuvo en prisión unas semanas en Londres.
Durante varios años dirigió la organización de asistencia al refugiado en España, la cual fue clave en el apoyo a numerosos exiliados que llegaron de Colombia. Promovió la creación de un hogar de paso para colombianos en Alcalá de Henares y otras iniciativas políticas y sociales de asistencia a los perseguidos políticos. Es una persona de experiencia en estos menesteres y demuestra pleno conocimiento cuando enfrenta a la “gran prensa” que lo quiere despedazar.
Blu Radio que estableció el “delito de amistad”, pone en duda su capacidad y ética para cumplir la tarea de buscar la verdad para las víctimas en los diálogos de La Habana y lo descalificó por la amistad que tiene de tiempo atrás con Carlos Lozano y Piedad Córdoba. Es, además, promotor de Colombianos y Colombianas por la Paz en España y Europa. Por ello cuenta con el aprecio de las ONG de derechos humanos en Colombia, de la izquierda y de los sectores democráticos, como con la persecución de la derecha recalcitrante, incluyendo periodistas de algunos medios burgueses como Blu Radio, que se toman el derecho, con arbitrariedad, de definir desde sus micrófonos quién es bueno y quién es malo con ese actitud maniquea de la “gran prensa” respecto de la información sobre la confrontación armada y las luchas populares, desinforma y cumple un papel nefasto contra la paz.
Enrique Santiago es militante del Partido Comunista de España y de Izquierda Unida. Lo conocemos desde hace muchos años en estas lides por la solidaridad internacionalista y la paz en Colombia. Amistad que nos honra demasiado. Lo ubicamos, vía mail, en el aeropuerto de La Habana cuando estaba pronto a abordar un avión que lo llevaría a Madrid. Nos advirtió que una vez llegara a su destino se comunicaría para hacer realidad la entrevista. Y cumplió.
El tema de la justicia
–El tema de la justicia es muy importante y de expectativas para las víctimas. Las FARC-EP no lo han negado y así lo entienden. ¿Cómo lo ves desde tu perspectiva y bajo qué condiciones o características podría darse un acuerdo para las partes y las víctimas?
–Ambas partes en las conversaciones han consensuado que los derechos de las víctimas deben estar en el centro del Acuerdo Final. Por ello se decidió construir un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición. La verdad completa, exhaustiva y detallada sobre el conflicto y la violación de los derechos de las víctimas que ha ocurrido durante este, es la piedra angular de cualquier acuerdo. “Verdad” de quienes han participado en el conflicto en calidad de combatientes, pero también de quienes sin tener dicha cualidad de combatientes han participado en la guerra como instigadores, financiadores o dando órdenes: me refiero a los máximos responsables. Solamente una vez conocida la verdad podrá acordarse medidas de reparación y restitución del daño causado a las víctimas, y establecerse medidas efectivas para que nunca vuelva a repetirse el conflicto, actuando tanto sobre las causas de este, como sobre los medios que las partes han dispuesto durante la confrontación.
Todo ello -verdad, reparación y no repetición- conforma el componente de Justicia del Sistema Integral. Solamente a cambio de verdad podrá haber sanciones reparadoras. Las víctimas exigen en primer lugar conocer la verdad y obtener garantías de no repetición, y después obtener reparación y restitución del daño causado. La experiencia internacional nos muestra que al finalizar guerras y conflictos los ricos piden cárcel para sus oponentes, mientras los pobres piden reparación y restitución del daño causado, única manera de garantizar el disfrute de sus derechos humanos. La cárcel para el victimario no cumple una función reparadora, ni para él ni para las víctimas, ni les garantiza a estas la restitución de sus derechos.
Experiencia de más de 20 años
–¿Cómo llegas a la mesa de diálogos en La Habana, partiendo del punto de vista de que es conocida tu trayectoria en el tema del derecho internacional y de los derechos humanos, además reconocidos en Colombia después de escuchar tus declaraciones para la radio y entrevistas de prensa?
–Mi trabajo jurídico se desenvuelve especialmente en materia de derecho internacional y derecho penal internacional. Desde hace más de 20 años sigo el conflicto colombiano y trabajo ayudando a restaurar los derechos violados de las víctimas, como abogado defensor de derechos humanos. En España he atendido a cientos de refugiados y exiliados colombianos, al igual que a colombianos migrantes económicos, a los que también se les han vulnerado derechos durante el conflicto, en especial sus derechos sociales y económicos. Todo ello, tras haber sufrido violaciones a sus derechos fundamentales en Colombia, volvían a padecer más violaciones de sus derechos humanos en España y en Europa. También he defendido a víctimas de los abusos del Estado colombiano, en especial víctimas de la operación “Europa” del DAS. A través de “Colombianos y Colombianas por la Paz”, de cuyo capítulo en Europa formo parte desde su nacimiento, he venido dando asesoramiento jurídico a la Mesa de Conversaciones respecto a los primeros puntos de la Agenda -Cuestión agraria; garantías de participación política; cultivos susceptibles de uso ilícito- y a partir del inicio de la discusión del punto sobre Víctimas, fui contratado por los países garantes como asesor jurídico, junto a otros profesionales del derecho, para asesorar a la Delegación de Paz de las FARC EP.
Otros temas difíciles
–¿Eres optimista? ¿Qué tan lejos ves la posibilidad de un acuerdo, teniendo en cuenta los tiempos fatales del Gobierno que los plantea siempre con sus cálculos electoreros?
–El proceso de paz ha avanzado de forma irreversible. Tres de los cinco puntos de la agenda ya se han acordado, y los dos pendientes – Víctimas y Fin el Conflicto- están negociándose simultáneamente desde hace meses. Los grandes asuntos pendientes para alcanzar un Acuerdo Final serian la conformación del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición y lo relativo a dejación de las armas por las partes y recuperación por el Estado del monopolio exclusivo del uso de las armas y la fuerza.
No soy partidario de vincular un proceso tan importante y complejo a los intereses electorales particulares de una de las partes, pero también creo que es posible alcanzar un rápido acuerdo, con unos tiempos que no interfieran en las convocatorias electorales más inmediatas. Para ello bastaría con que la delegación del Gobierno abandonara posiciones actuales, francamente maximalistas, que han impedido avanzar con mayor rapidez, como por ejemplo insistir en penas de cárcel, pero solamente para los máximos responsables de uno de los beligerantes en el conflicto, la guerrilla. La voluntad de paz de la guerrilla es obvia: desde que comenzó el proceso de paz las FARC EP han acordado 17 medidas unilaterales de desescalamiento, mientras que el Gobierno ha acordado solamente dos. En el actual contexto, soy optimista y creo que el cese al fuego bilateral puede llegar muy pronto. Ello sería la antesala de un armisticio definitivo.
–¿Qué otros temas difíciles ves entre los que están pendientes?
–Sin duda alguna el contemplado en el punto tercero de la agenda de La Habana para ser resuelto en el actual punto de discusión cinco, víctimas. Me refiero al esclarecimiento y desmonte del paramilitarismo en Colombia, de forma definitiva y para siempre. No imagino que las FARC EP estén dispuestas a abandonar las armas para ejercer la política si no existe un plan efectivo de desmantelamiento del paramilitarismo, plan que deberá ser puesto en marcha desde antes de la firma del acuerdo de paz. Ya conocemos qué ocurriría en caso contrario, y nadie va a permitir que se repita el genocidio político que sufrió la Unión Patriótica con la absoluta permisividad, si no la participación directa, del Estado. Desmantelar el paramilitarismo exige actuar no solamente sobre los paramilitares que toman las armas. Esta vez es imprescindible desmantelar el entramado político y económico que los ha concebido, financiado, organizado y dirigido, entramado que hasta ahora ha sobrevivido en absoluta impunidad.
Las provocaciones de Blu Radio
–Blu Radio decretó el delito de la amistad. Estableció sospechas por tu amistad con Carlos Lozano, director de VOZ y Piedad Córdoba, reconocida dirigente de Colombianos y Colombianas por la Paz. Lo habían hecho antes debido a la amistad desde la adolescencia de Carlos Lozano con el fiscal Eduardo Montealegre. ¿Cómo ves el comportamiento de los grandes medios, o de algunos al menos, en el cubrimiento de los diálogos de paz y de sus protagonistas?
–Me enorgullezco de mi ya larga amistad con Carlos Lozano y con Piedad Córdoba, dos gigantes del trabajo por la paz para Colombia y para toda la humanidad, dos dignos hijos de Colombia a los que la patria tiene mucho que agradecer. Llegará el momento en que ese agradecimiento sea expreso y público, no lo dudo, y entonces todos se reivindicarán como amigos de Carlos y Piedad.
También me honran con su amistad, desde hace décadas, muchos otros defensores de los derechos humanos en Colombia, todos muy amenazados, algunos muy conocidos, y los más, anónimos defensores con más mérito aun en su trabajo puesto que no tienen el plus de protección que supone ser conocido.
Uno de los mayores obstáculos que ha encontrado este proceso de paz ha sido una opinión pública muy desfavorable a él, probablemente porque solo ha recibido mensajes negativos sobre el proceso, sobre la guerrilla y sobre la paz. Los mensajes en una sociedad de libre mercado solo los pueden enviar los grandes medios de comunicación, todos ellos en manos privadas y por lo tanto sustraídos a un control efectivo por la ciudadanía. Ello implica un mayor plus de responsabilidad para unos medios que a mi entender viene actuando mayoritariamente de una forma muy irresponsable, no solo no haciendo pedagogía por la paz, sino exigiendo más venganza que justicia.
Creo que el cese al fuego definitivo debe alcanzarse ya y ser trilateral: FARC EP; Estado y Medios de comunicación. Solo así la opinión pública será consciente del valor de la paz, de los beneficios que de inmediato traerá esta -sociales, económicos, políticos- y del inmenso legado que se habrá construido para las futuras generaciones de colombianos. Una Colombia en paz, donde los conflictos políticos se disputen únicamente por medios políticos, atendiendo a sus inmensos recursos humanos, naturales y económicos, está llamada a ser una gran potencia de Sudamérica y de todo el hemisferio occidental.
Comentarios recientes