No dan puntada sin dedal
No vamos hacia una “inevitable” guerra interimperialista, sino que estamos asistiendo a una de esas circunstancias contradictorias y muchas veces confusas del surgimiento de un nuevo mundo “multipolar” dentro del sistema capitalista
Alberto Pinzón Sánchez
Uno de los problemas más difíciles de resolver que enfrenta un columnista de una página web es el tamaño del escrito: El perverso payaso italiano Berlusconi, dueño y capo de la multimedia italiana, lo expresó de un modo tan poco sutil como contundente: en el mundo actual nadie lee lo que pase de una cuartilla.
Así pues que pretender aclarar o siquiera mencionar así sea someramente los 62 temas que trae el “Atlas de la globalización. El mundo de mañana. Edición en alemán editada por Le Monde Diplomatique. 2012. 172 páginas”, y que tan oportunamente el antiguo y viejo compañero de luchas estudiantiles en la UNal de 1970 Juan Diego García, nos recuerda con el verso de un gran poeta asiático como “la situación excelente que genera el gran desorden que reina bajo los cielos”, quizás sea una tarea un poco más que difícil.
Sin embargo me sostengo en mi tesis de que no vamos como en un tren alemán (para usar la metáfora ya conocida por la intelectualidad de izquierda latinoamericana) hacia una “inevitable” guerra interimperialista, sino que estamos asistiendo a una de esas circunstancias contradictorias y muchas veces confusas en donde los hombres podemos y debemos intervenir como sujetos históricos, del surgimiento a codazos violentos, muchas veces sangrientos, de un nuevo mundo “multipolar” dentro del sistema capitalista del imperialismo global, al cual se opone encarnizadamente Estados Unidos con toda su descomunal potencia imperialista; convirtiendo la totalidad del globo terrestre en un teatro de operaciones político-militares en donde cada pequeña circunstancia particular está unida, sutil o descarnadamente, con la universalidad. Lo cual ha hecho resurgir y también universalizar una nueva ciencia, antes dominio de expertos político-militares, llamada geoestrategia.
Así tenemos que los actuales combates antifascistas, armados y desarmados del Don apacible para recordar a Shólojov, tienen estrecha relación con la guerra de Irak, de Siria, de Afganistán, de Libia, el cuerno de África, Mauritania y el Subsahara; con Corea, la Franja de Gaza, o Colombia con sus nueve bases estadounidenses, etc. Tienen que ver con la expansión militar de la OTAN hacia Rusia, el Cáucaso, el Mar Negro y con las sanciones económicas contra la economía capitalista rusa que pretenden evitar los acuerdos intercapitalistas de Rusia con China, o con India o con Irán, es decir con el bloque de países que se ha dado en llamar “Eurasia”.
Pero, sobre todo, con la ofensiva política y militar del gobierno estadounidense por recuperar el espacio perdido en su propio “patio trasero”, en donde EEUU está enfrentando varios desafíos interrelacionados:
1) La superación de dos viejas herencias anticomunistas de la concluida en 1991 “guerra fría”, la cual dígase lo que se diga fue ganada por los EEUU: Una, el criminal bloqueo anticomunista contra Cuba y su heroico pueblo mambís. La otra el llamado “conflicto interno” anticomunista de Colombia.
2) La consolidación de los cuatro centros financieros globales de Latinoamérica (opuestos al centro financiero del Brasil) que son México, Chile, Bogotá y Lima, ya constituidos en “Alianza del Pacífico”.
3) La consolidación de dos fuentes de materias primas globales: Una, el carbón de Colombia; y otra, el petróleo del Orinoco colombo-venezolano.
4) La tendencia integracionista “bolivariana” resurgida en Venezuela con el comandante Hugo Chávez y que ha prendido en diversos países latinoamericanos y caribeños, en donde, al parecer, se han ido consolidando gobiernos de izquierda y hasta procesos democráticos francamente revolucionarios como en Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Salvador, Argentina, Uruguay y Brasil, etc. y que es necesario revertir a cualquier precio.
5) El surgimiento de Brasil como una nueva y potente “economía emergente” en concurrencia y competencia regional con los centros financieros globales del Centro.
6) El narcotráfico como fenómeno deletéreo de la economía global, el fracaso del plan de la war drugs Iniciativa Regional Andina/ Plan Colombia, el copamiento del Estado (al igual que en Colombia) de México y la expansión por toda Latinoamérica y el Caribe de “los negocios ilegales” con sus paraísos fiscales, lavaderos de dólares y especulación financiera denominada criminalidad sin fronteras.
7) Por último, la persistente movilización social de todos los pueblos latinoamericanos y caribeños contra la miseria impuesta por el neoliberalismo imperialista, por una “economía integral sustentable” y una economía agraria acorde con nuestras tradiciones “telúricas” indoamericanas.
Así pues con esto, uno puede entender el porqué de la súbita prisa (afán en colombiano) del presidente JM Santos, su ministro de Defensa Pinzón y sus asesores de la embajada más grande del mundo; por insistir precisamente en este momento, en lo que Santos llama “la presión militar contra la insurgencia para obligarla a que firme ya la finalización del conflicto”, pero con la carta marcada de que las reformas profundas que la sociedad colombiana está exigiendo se queden en el tintero. ¡Definitivamente no dan puntada sin dedal!
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