¿Se dejará hundir el proceso, con todos sus avances y posibilidades?
La situación se hace insostenible
Marco León Calarcá
Integrante de la Delegación de Paz de las FARC-EP
El paramilitarismo y el hostigamiento a la tregua unilateral decretada por las FARC-EP son manifestaciones de la concepción guerrerista arraigada en las fuerzas militares oficiales y una de las causas principales de la confrontación. Ahora en tiempos de construcción de la paz con justicia social a través del diálogo configuran los dos principales obstáculos a superar por La Mesa de Conversaciones.
No es coincidencia que ese par de fenómenos, el paramilitarismo y el hostigamiento a la tregua unilateral, crezcan al unísono.
Cuando los avances en el proceso logran ampliar el respaldo nacional y consolidar el internacional, cuando en el horizonte cercano se observa la posibilidad real de la reconciliación, preocupa si el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos tendrá la capacidad y la voluntad política para solucionarlos efectiva y rápidamente de acuerdo a los plazos acordados. Nadie podrá negar la responsabilidad del Estado.
Como gesto unilateral, muestra del compromiso con este proceso y la convicción de poder terminar con el conflicto, las FARC-EP decretó el 20 de julio pasado otra tregua unilateral, lejos está este gesto de la debilidad o desánimo, sin embargo, enemigos de la solución dialogada se dedican a hostigarla desde todos los ángulos.
Colombia entera reconoce la importancia de la medida, se siente la tranquilidad y se proyecta el ambiente para construir futuro. De allá y acullá llegan los informes positivos del cumplimiento estricto por parte de las FARC-EP del compromiso adquirido con la nación. Las organizaciones sociales encargadas de la verificación certifican el respeto guerrillero a la decisión.
Aprovechar el cese de fuegos guerrillero para copar territorios, unos donde nunca habían llegado y otros de los cuales hace tiempo habían salido, no es exactamente muestra de voluntad de paz. Tampoco lo es, intensificar las campañas de propaganda invitando a la deserción y la traición de guerrilleros y guerrilleras a través de volantes, emisoras de radio y publicidad en horarios y programas de mayor sintonía. Menos lo es, valerse de la inmensa asimetría mediática para justificar con mentiras ataques contra la guerrilla en tregua.
Es valiente la actitud guerrillera de evadir el despliegue malicioso de las fuerzas oficiales con la invencible táctica de la movilidad, pero la situación se hace insostenible.
Y al lado, en el tiempo y el espacio, reverdece el paramilitarismo, continúa el asesinato selectivo, reaparecen los retenes, siempre cerca de las guarniciones militares y no se diga ahora que son las bacrim, son expresiones diferentes, en ambas está demostrada con claridad la connivencia con las fuerzas estatales, con el establecimiento.
La historia de los últimos 80 años demuestra la inutilidad de ese camino guerrerista, por eso estamos buscando formas diferentes a la guerra para solucionar los problemas que aquejan a nuestra patria.
Se dejará hundir el proceso, con todos sus avances y posibilidades?
Hacemos hasta lo imposible para que esto no ocurra, pero no depende de nosotros, la contraparte debe cumplir sus compromisos.
Nota:
Este 4 de noviembre se cumplen 4 años del asesinato del comandante Alfonso Cano, sus enseñanzas en torno a la guerra y la paz perduran en nuestras mentes. Homenaje a su vida y obra.
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