Colombia: La madre del cordero
por Alberto Pinzón Sánchez
Las verdades del espantoso y sangriento experimento ejecutado durante tantos y tan largos años contra el pueblo trabajador colombiano, realizado por el imperialismo norteamericano “fusionado precozmente” con la oligarquía cipaya colombiana, y que llegó a su clímax con la instauración del fascismo uribista sustentado por Bush, han ido aflorando a través de las heridas producidas por la guerra durante estos siete años en despacio: gota a gota. Noticia va, contrainformación viene.
Verdades oficiales a medias y mentiras mil veces repetidas por el ministerio de la verdad. Mucho dato y nula información. Eufemismos, alusiones, sugerencias, ambigüedades, disfraces, tapujos, rodeos, cortinas de humo, falsos positivos, pasarela, y sobre todo confusión, mucha confusión, como corresponde a una verdadera guerra contrainsurgente y sin reglas, descritas al detalle en los manuales US Army de la Escuela de las Américas.
Pero por sobre todo, cuidándose siempre de aceptar el terrorismo de estado consumado con premeditación y mucha alevosía durante interminables décadas, por el mejor y más fiel aliado de los EEUU en América: la esencia contradictoria del fenómeno para los marxistas, la madre del cordero para los tomistas.
Como dijo Quevedo en La Hora de Todos: cavilando en este asunto me encontraba cuando me cogió la hora. Llegó el cartero a casa con un libro expreso que unos amigos me enviaban desde su lugar de edición, con la recomendación de leerlo de un jalón. El solo nombre me pareció provocador: “Colombia Feroz. Del asesinato de Gaitán a la presidencia de Uribe. Madrid. Mayo 2009”, escrito por José Manuel Martín Medem, corresponsal de varios años de Televisión Española (TVE) en Colombia, y como pan recién sacado del horno no paré hasta el final.
Mi primer comentario fue que era en la mejor recopilación y ordenamiento temático e informativo serio, sustentado y objetivo (de un periodista profesional español) que hasta ese momento había leído y que bien podía servir de “considerando” en la demanda judicial que se haga en la Corte Penal Internacional contra Álvaro Uribe Vélez por terrorismo de estado.
Poco después leí la noticia que Luis Eduardo Garzón había protocolizado su renuncia al partido Polo Democrático, mientras simultáneamente el senador Petro, abandonado por los patrocinadores de Garzón y para quitarle votos al ex magistrado Gaviria, había aceptado regresar humildemente al redil y acogerse a la consulta interna que ese partido hará para escoger de su candidato presidencial.
Acababa de leer casi al final del libro de Martín Medem (página 265), lo siguiente:
”Lucho Garzón aspira a esa candidatura de todos contra Uribe. Fue comunista y dirigente sindical, y ahora es el candidato de PRISA, que no se conforma con el negocio editorial, la influencia de su cadena de radio Caracol y la posibilidad de conseguir el tercer canal de radio de televisión. Parece que quiere hacer política como plataforma para recuperar en América Latina lo que está perdiendo en España.
La Editorial Aguilar (de PRISA) publicó el libro de conversaciones de Julio Sánchez Cristo (estrella de la radio de PRISA) con Lucho Garzón y el prólogo lo ha escrito Felipe González (también de PRISA).
La diferencia entre México y España es que el PRI tenía a Televisa (”somos soldados del PRI”, decía el Tigre Azcárraga, dueño de Televisa), mientras que PRISA tiene al PSOE: Felipe González le concedió a PRISA una televisión de pago cuando la ley lo prohibía y José Luis Rodríguez Zapatero le permitió a PRISA cambiar esa televisión de pago por una cadena convencional, forzando de nuevo la legislación.
Los modelos español y mexicano podrían combinarse con el colombiano (el periodismo patriótico) si los mariachis de Carlos Slim, el empresario más rico de América Latina, compran el endeudamiento de PRISA (¡cinco mil millones de euros!) y la corporación consigue el tercer canal de televisión en Colombia.
En la entrevista en forma de libro (Lucho. Una entrevista de Julio Sánchez Cristo. Bogotá. Aguilar.2007, cita 47, pag 278. op, cit.) que PRISA le ha dedicado a Lucho Garzón, define su pragmatismo: “No soy yo el que digo por donde va el mundo, es el mundo el que decide qué debo hacer yo”.
Explica que el Polo se divide entre “reformistas y revolucionarios” (y se define como reformista porque “promuevo la lucha por los derechos, no la lucha de clases”) y le pone condiciones sin salida a las FARC: “con las FARC no hay posibilidad de abrir espacios de negociación hasta que ellos digan claramente que su objetivo no será la toma del poder por la vía armada”. No sé qué pensarán las FARC, pero se me ocurre que le podrían contestar a Lucho que su objetivo no será la toma del poder por la vía armada cuando les abran auténticos espacios de negociación.
“Amigo Lucho -le escribe González en el prólogo-, cuando me llamaban reformista o pragmático no me sentía insultado sino descrito. ¿Te está pasando lo mismo?”. No creo que sea una buena idea, en un país agobiado por los paramilitares, dejarse llamar amigo y compartir el reformismo con un tipo cuyo pragmatismo llegaba hasta los escuadrones de la muerte de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). Sin olvidar que los gobiernos del PSOE nunca han destacado por su solidaridad con las víctimas del terrorismo de estado en Colombia”.
Así las cosas, a la viscosa cavilación sobre la “fusión precoz” entre el imperialismo norteamericano y la oligarquía cipaya colombiana, ahora con el telón de fondo de la crisis económica mundial, que siempre hay que tener en cuenta, tendremos entonces que empezar a considerar seriamente el papel que éste le está cediendo a España (segundo inversionista económico en Colombia), a través del tránsfuga y trepango Garzón y de la oficina de la OTAN que dirige el amigo íntimo y conmilitón de Felipe González, Javier Solana. ¡Un verdadero “menage-a-trois“!
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