Lo que más sorprende de este disco es el hecho de que ni se haya importado, ni se haya editado en América. Como ya hemos mencionado, se trata del descabellado experimento entre los hermanos Teuntor -del grupo Ire Ire- y algunos ex Mano Negra como Kropol y Tom Darnal, responsable de gran número de las composiciones. Es un disco que instaura una tregua entre la negritud cubana -percusión, son, jazz- y la electrónica. Quizás tenga más impacto con aquellos asiduos a los raves que con los que revisitan el Buena Vista Social Club con rigor. Sea como sea, aquí se corren riesgos.

"Escucha mi conga", una fusión Gloria Estefan remezclada meets Poncho Sánchez, retoma en su letra la denuncia ya característica de los ex colegas de Manu Chao, a ritmo house. Darnal escribe: "Europa se hunde en la economía y la gente corriendo tras el metro todo' lo' día. Africa se viene en su continente porque diariamente muere mucha gente. Pero hay que tener fe, que todo llega".

"Kid Chocolate", un homenaje al boxeador cubano, va más por el lado del breakbeat y resulta una de las más interesantes de este extraño experimento de híbridos, una rutina instrumental que se apoya en la eficacia del trombón de Kropol, y en la pirotecnia percutiva de los Teuntor.

Distante queda "Light & Fire" un reggae cibernético con letra en inglés que habla de la amplitud de recursos y gustos que abordan los P-18.

El proyecto, que tomó más de dos años llevarse a cabo, recorió tanto estudios en La Habana, en París y en Londres. Experiencias que igualmente están integradas en su sonido.