A Granda lo secuestró C.A. Cruz Curtidor, mayor de la policía colombiana

Por: Horacio Benítez
Maracaibo, 12 de enero de 2005

Ayer martes, a las 6 de la mañana, convocados por Uribe Vélez, se reunieron con éste en su oficina de la Casa de Nariño, Jorge A. Uribe, ministro de Defensa, el senador Germán Vargas Lleras y Bernardo Moreno Villegas, el secretario de AUV. El tema del encuentro: el escándalo internacional provocado por el secuestro de Rodrigo Granda en la ciudad de Caracas, realizado por mercenarios colombianos en complicidad con policías corruptos venezolanos. Era necesario desviar el debate e impedir un choque frontal con la República Bolivariana, pues cada vez subía más el tono y la indignación del presidente Chávez por la violación de la soberanía nacional. Desde el domingo, Chávez y su vicepresidente acentuaban la inconformidad y rechazo a causa del pisoteo de la independencia bolivariana por un comando mercenario enviado desde Bogotá por la cúpula gobernante.

Era perentorio crear una matriz de opinión para desmontar el señalamiento de la violación de la soberanía venezolana y del derecho internacional. Para tal efecto se aceptaría que a Granda se le "detuvo" en Caracas por "cazarrecompensas" venezolanos que recibieron fuertes sumas de dinero, desembolsados por Bernardo Moreno de los presupuestos de la Red de Cooperantes.

Dicho y hecho. Cada quien saldría a cumplir su papel en una división del trabajo meticulosamente organizada por AUV. De manera simultánea, Vargas el senador, Uribe el ministro y el propio presidente empezaron a manipular los medios. El legislador le dijo a Caracol Radio, ayer en la tarde, que efectivamente en el secuestro de Granda se invirtieron un millón y medio de dólares, pagados a colaboradores venezolanos, y que todo había sido perfectamente legal porque al que delata se le paga. Lo ilegal era incumplir. El ministro también coincidió en sus breves declaraciones a los medios: no se violó el territorio de Venezuela porque todo lo hicieron personas de dicho Estado que recibieron gigantescas sumas de dinero entregadas por Colombia a los chivatos que aportaron la información para localizar al militante revolucionario y ejecutaron el respectivo operativo. Uribe, más ladino, se limitó a filtrar a la prensa de Palacio, a través de su muy obsecuente secretario, datos que confirmaban el plagio en Caracas por un comando venezolano.

Sin embargo a todo mentiroso rápido se le cae el entable. Las contradicciones lo hacen naufragar en el mar de imposturas.

Se necesita la perspicacia de un Jesse Chacón, a quien ya están descalificando en Colombia dizque por ser un chavista radical, para pescar las contradicciones de los mentirosos de Bogotá. En su rueda de prensa, el pasado lunes, el ministro del Interior observó que le llamaba poderosamente la atención la coincidencia entre el sitio de residencia de Granda Escobar en el estado de Aragua y el punto en que fueron detenidos varios policías colombianos el pasado 9 de diciembre cerca de Maracay en compañía de tres oficiales del ejército de Venezuela, en una región del centro del país a 700 Km de la frontera con Colombia, cuando realizaban presuntas actividades de espionaje. Pese a que fuentes de la inteligencia colombiana revelaron al diario colombiano El Tiempo que los cuatro policías capturados --el mayor Carlos Arturo Cruz Curtidor, el teniente Harrison Gil Arce y los subintendentes Pedro Nel Roa Martín y Degli Magli Sibaja Rodríguez-- habían participado en el secuestro de Rodrigo Granda, el 22 de diciembre la embajada de Colombia en Caracas informó que el ministro de Defensa venezolano, general Jorge Luis García Carneiro, había notificado al embajador de Colombia, Enrique Vargas Ramírez, sobre la liberación de los cuatro miembros de la Policía Nacional de Colombia.

El ministro Jesse Chacón no está equivocado en su muy aguda observación. Efectivamente, el mayor de la policía colombiana Carlos Arturo Cruz Curtidor es el responsable directo del secuestro de Granda Escobar. Hoy está en Bogotá, con cuatro teléfonos celulares Avantel en sus manos para evitar ser localizado mediante triangulaciones, y a la espera de su encuentro con la Revista Cambio, que le ha prometido guardar su identidad, para contar los detalles del operativo en la Cafetería Razzeti de Caracas. Dice estar nervioso porque Uribe Vélez y Castro, el director de la Policía, han dado la orden de desaparecerlo, para después atribuirle el evento a las FARC.

Cruz Curtidor, con sus otros tres compinches, fueron dejados en libertad por las autoridades judiciales, que recibieron una gigantesca suma de dinero, después de que los militares que los capturaron recibieron una alta suma por afirmar, previo acuerdo con Cruz Curtidor, que ellos estaban en Venezuela detrás de un poderoso narcotraficante pedido en extradición por EU y que su error consistió en no haber coordinado su gestión con los niveles institucionales correspondientes, tal como lo avaló Gracia Carneiro. Cuento que todos nos comimos ingenuamente.

Efectivamente, por instrucciones del secretario privado de AUV, Bernardo Moreno Villegas, el mayor Cruz Curtidor, sí buscaba a Wílmer Varela, alias 'Jabón', un poderoso narcotraficante de la zona cafetera colombiana, pero no para capturarlo, sino para que le entregara 500 mil dólares, que se utilizarían en el plagio de Granda. Moreno Villegas y el narcotraficante Varela son estrechos amigos en la ciudad de Armenia ubicada en el Eje Cafetero, porque coinciden en negocios de exportación de droga hacia los Estados Unidos, junto con Gildardo Ceballos Zuluaga, otro poderoso narcotraficante que hizo aportes millonarios a la campaña de Uribe para la Presidencia, en pago de lo cual nombró a su hijo como cónsul en Boston y al propio Moreno como director de Findeter, inicialmente, y ahora como secretario privado de la Casa de Nariño, donde presta especiales apoyos a las redes del narcotráfico en el ingreso de los dólares fruto de la venta de droga y a través de los principales aeropuertos del vecino país.

Wílmer Varela, alias 'Jabón', permanece en Caracas, desde donde realiza gigantescas exportaciones de droga hacia EU y Australia, gracias al apoyo de funcionarios corruptos. Este narcotraficante, quien también financió la campaña de Uribe Vélez, como otros importantes capos colombianos, muy cercanos al Presidente y a San José de Ralito, han convertido la ciudad de Caracas y sus hoteles en epicentro de todas su acciones delincuenciales. Son un factor que debe ser seguido con sumo cuidado por el presidente Hugo Chávez, porque su potencial desestabilizador es formidable y toda su función politica apunta, en las actuales circunstancias, a respaldar el nuevo capítulo de la conspiración imperialista contra la revolución bolivariana, según el siniestro diseño pautado por la CIA en el nuevo marco de su reorganización. No olvidemos que en Vietnam --desde Laos--, en Nicaragua --con la Contra-- y en Afganistán, las redes del narcotráfico cumplieron un papel crucial en los planes de la CIA para desestabilizar y destruir procesos de transformación revolucionaria. Hay que proceder en consecuencia y no comerse los cuentos del narcoparaco Álvaro Uribe Vélez, la marioneta del imperialismo gringo. Es mejor prevenir que curar, decía mi abuela.

 
Actualizado: 12.01.2005 18:48