Reseña de película
El despertar de una generación

por Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar
13 de marzo de 2006

Hace 75 años, el 23 de marzo de 1931, las autoridades coloniales británicas ahorcaron a Bhagat Singh y a sus compañeros revolucionarios por tomar las armas para lograr la independencia de la India. Se esperan las celebraciones por el centenario de su nacimiento el año entrante, el 28 de septiembre de 2007.

Millones de indios se enardecieron y derramaron lágrimas en la ejecución de estos valientes jóvenes que coreaban consignas antibritánicas e “Inquilab Zindabad” (Viva la revolución) cuando subían al patíbulo. Las aspiraciones revolucionarias y convicciones ateas de estos miembros de la Organización Republicana Socialista del Indostán contrastan marcadamente con el misticismo religioso y pacifista predicado por M. K. Gandhi y el Partido del Congreso en ese tiempo. Desde entonces, el Partido del Congreso ha hecho de la India un Estado neocolonial, políticamente independiente pero dependiente de otras maneras con los países imperialistas, como hace poco se mostró por la servil recepción que el gobierno dio a George Bush a pesar de las masivas protestas. Mientras tanto, Singh y sus camaradas se han vuelto símbolos revolucionarios populares en la India de hoy. Una nueva película india que atrae a grandes multitudes en muchos países se dirige a la juventud de clase media de la India de hoy para quienes Bhagat Singh es un símbolo, no del pasado, sino de un posible futuro. Un lector nos envió la siguiente reseña fílmica. Invitamos a todos a seguir su ejemplo.

Les escribo para hablarles acerca de Rang de Basanti, una película de Bollywood con fuerte carga política, con música rebelde (de A. R. Rahman), cinematografía excelente y acción dirigida en particular a la juventud de hoy. Es la historia de un grupo de universitarios que han pasado la vida divirtiéndose, bailando, bebiendo, escuchando música y cotorreando con sus amigos. La llegada de Sue (Alice Patten), una joven inglesa productora cinematográfica, pone en movimiento una serie de sucesos que terminan por cambiar su concepción del mundo y vida. Por eso el título de la película es Rang de Basanti: El despertar de una generación. Sue ha llegado a la India sin el respaldo de su compañía, que le ha insistido en que haga una película sobre Gandhi. En lugar de eso, desea hacer una sobre los revolucionarios dirigidos por Bhagat Singh durante las décadas de 1920 y 1930, el período anterior a la independencia de la India. Su título: “Las jóvenes armas de la India”.

Contrata a estos jóvenes estudiantes (Aamir Khan, Kunal Kapoor, Siddharth y Sharman Joshi) para representar en su película el papel de los revolucionarios. En el rodaje, se les une Laxman (Atul Kulkarni), un hindú estricto y activista de una corriente nacionalista hindú al estilo del Partido Nacionalista Hindú (BJP). Conforme representan los papeles van aprendiendo más sobre el tema de la película y su conciencia empieza a cambiar. En ese momento, uno de sus amigos cercanos, Ajay (Madhavan), un piloto de la fuerza aérea india, muere cuando su aeroplano se estrella. Sucede que el gobierno ha estado comprando refacciones defectuosas, para sus aviones, a bajo precio, lo que permite que algunos coyotes (intermediarios con lazos extranjeros) y ministros del gobierno se enriquezcan. Ajay muere heroicamente cuando se niega a saltar del avión y permanece en él para dejar patente que no deseaba chocar en la aldea sobre la que volaba.

El gobierno oculta la verdad del accidente y declara públicamente que éste se debió a la “imprudencia” e “incompetencia” de Ajay. Los amigos enfurecidos, dirigidos por DJ, quien representa el papel de Bhagat Singh, deciden refutar estas mentiras organizando una protesta pacífica. La policía la disuelve con violencia y deja en coma a la mamá de Ajay. Los amigos de hoy asumen los papeles de Bhagat Singh y sus camaradas de antaño y deciden atacar al gobierno para hacerle justicia a su amigo y a su madre. Hay escenas excelentes donde las fotos del gobierno colonial británico se alternan con escenas del gobierno actual, lo que ilustra que de fondo, no hay diferencias de fondo entre la represión bajo el colonialismo británico y la de los gobernantes actuales. La película culmina en una violenta confrontación entre las brutales fuerzas de seguridad y los jóvenes que llaman a las masas a sublevarse.

Obviamente, no es una típica película de Bollywood, o sea, no es una historia de amor en que los chicos conocen a chicas, o una película de acción. Presenta la violencia justa y con propósito de los héroes y reta al público a reflexionar sobre cómo cambiar la sociedad. El director, Rakeysh Omprakash Mehra, dice: “Existen dos opciones primordiales en la vida: aceptar las cosas como están o aceptar la responsabilidad para cambiarlas. La película se trata de cambiarlas”. Rang de Basanti dice a voz en cuello que la gente debe tomar acciones para obtener ese cambio. La película vibra con el odio a la corrupción que corroe el alma de la India oficial y desdeña la visión del individualismo que dice “sólo preocúpate de ti mismo”, que justifica y perpetúa este estado de cosas. El director no duda en hacer un llamado a la juventud para un intrépido autosacrificio en aras de la causa superior de poner fin a esta asquerosa corrupción.

De un lado, la película arde de ira contra la corrupción y la putrefacción en el alma de la India y hace un vehemente llamado para luchar. De otro lado, trata el problema como uno de “corrupción” y de “malos elementos” y concluye con una dramática súplica de uno de los jóvenes héroes para entrar al gobierno y al orden establecido a fin de “limpiarlo” desde adentro. Así sale en la película, pero la secuencia de la película tiende a mostrar que la gente necesita tomar los asuntos en sus propias manos y que no tiene sentido trabajar con el gobierno porque el gobierno sirve a los intereses de aquéllos que gobiernan la sociedad en general.

Es posible que se haya hecho esta súplica para trabajar con el gobierno para tranquilizar la censura oficial. La Junta de Censura, después de revisar la película, le dijo al productor cinematográfico que la remitiera al Ministro de Defensa para su aprobación, lo que es un requisito infame que da a los generales un poder de veto sobre las artes. No obstante, al parecer, la película no tuvo cortes. En las películas de Bollywood ya han salido diálogos que piden que se haga cambios por medio de los cauces gubernamentales, por ejemplo, en Nosotros, el pueblo. Por otro lado, la fuerza que tiene Nosotros, el pueblo sobre El despertar de una generación es que la primera película trata de la gente que trabaja colectivamente para obtener cambios en sus condiciones de vida, pero la segunda película trata de un grupo de cinco amigos que realizan acciones divorciadas de las masas populares. El guionista Kamlesh Pandey dice: “La esencia de El despertar de una generación es lo que Bhagat Singh hubiera hecho si viviera hoy”. Pero algo que hay que destacar sobre El despertar de una generación es que la posición de Bhagat Singh y sus camaradas en las décadas de 1920 y 1930 y la de los jóvenes amigos de la película en 2002, por valientes e inspiradoras que fueran, no son suficientes para obtener cambios duraderos si no están ligados a un programa que pueda desencadenar a las masas para hacer la revolución. La historia de la India nos muestra que el colonialismo británico en efecto se fue y que nació la India neocolonial, pero el actual Estado aún oprime al pueblo.

La película concentra muchas tendencias contradictorias comunes que hoy existen en la India y en el mundo. En un tiempo en que se dice que la India va uniéndose a la sociedad consumista occidental y que su juventud sólo se preocupa del dinero y el destacar, aquí está una película que representa apasionadamente la rabia que arde debajo de la superficie entre muchos jóvenes de la clase media. Es un retrato impactante del efecto que unas cuantas personas pueden tener si asumen una posición intrépida y justa. La película se caracteriza por un tiempo en que, en muy gran medida, la negativa a reconocer el poder de las masas para cambiar el mundo va de la mano con reducir el problema a uno u otro síntoma (como la “corrupción” o “manzanas podridas”) de lo que es un sistema que hay que atacar y derrocar. Ni los millones de oprimidos de los países vecinos que ven en la India un gendarme regional se tragarán los emotivos exhortos al patriotismo indio.

La estrella de la película es Aamir Khan, quien recién iniciada su carrera, decidió “representar sólo un número limitado de papeles con convicción”. Ha tenido papeles en varias películas que despiertan la conciencia de la gente. En la India, es probable que sea más conocido por el papel de héroe en Legaan. Un crítico de cine describió el personaje así: “Un simple y desafiante aldeano que va contra el gobierno colonial británico aceptando un reto que se ve imposible de lograr”. Llamó la atención por primera vez al público occidental por su papel en La sublevación: La balada de Mangal Pandey, una película que reivindica el primer levantamiento en la India contra el gobierno colonial británico en 1857.

Otra cara familiar a los cinéfilos del sur de Asia y del occidente es la de Om Puri, conocido por el público británico por su papel del padre en las películas El este es el este y Mi hijo, el fanático. (Ésta era una película “de más allá de su tiempo”, con una trama secundaria que hoy se consideraría que se aproxime a las raíces del “terrorismo nativo”.) En El despertar de una generación, de nuevo representa el papel del padre, en este caso el padre del joven Aslam, un musulmán miembro del grupo de amigos cuya familia trata denodadamente de persuadirlo que los musulmanes deberían mantenerse separados de los hindúes. Un punto fuerte de la película es la manera en que desafía esta dinámica, por ejemplo, denuncia la manera en que los partidos hindúes racistas como el BJP trafican con la frustración de la juventud y que en la actualidad cooperan muy de cerca con los gobernantes hindúes. Mientras que se avecina la confrontación final, Laxman, el activista hindú en el grupo, que al principio es anti-islámico, toma la mano del musulmán Aslam y como hermanos, juntos, enfrentan la muerte. En la India de hoy, donde potentes fuerzas azuzan mareas de odio y desconfianza racial y religiosa, éste es un mensaje conmovedor para la juventud.

La película batió un récord de taquilla en la semana de su estreno en la India. Fuera de la India, se estrenó en muchas salas de Nueva Zelanda, Australia, Singapur, las islas Fidji, los países del golfo Pérsico, Canadá, Estados Unidos e Inglaterra. En la semana de estreno en Inglaterra, alcanzó el lugar 13 de taquilla, a pesar de haberse exhibido en sólo 38 salas, menos de una décima parte del número de salas de las películas taquilleras. Muchos jóvenes fueron a ver la película debido a la música de Rahman y a la propaganda (que daba a entender que sería una película típica de Bollywood, con buena música, amor y entretenimiento). Pero la mayoría de las personas que fueron a verla, pese a sus verdaderos motivos para ir a verla, se inspiraron por la posición de Bhagat Singh y sus camaradas y por la valentía de los jóvenes amigos de hoy.

La película muestra cómo el curso de los acontecimientos puede transformar a los jóvenes, que sólo buscan divertirse, en osados rebeldes, pero lo primordial ha de ser lo que depare el futuro. La película termina con un niño llamado Bhagat en un campo donde pregunta a su padre --el que está plantando algo diferente en una pequeña parte del campo-- qué está haciendo. El padre contesta que está plantando un árbol de mango del que surgirán cien árboles más. Al parecer, la película se pregunta: ¿De un revolucionario, Bhagat Singh, y de la historia relatada hoy en el siglo 21 por medio de DJ, surgirán cien revolucionarios más? Ésta es una pregunta que a nosotros nos corresponde contestar.


 
Actualizado: 23.06.2006 23:55