20 años en la línea del frente
Pipe San Epifanio: Preso político en Huelva, ex militante de Jarrai
Cuando en 1979 un numeroso grupo de jóvenes que hasta la fecha veníamos coordinándonos y funcionando bajo el nombre de "Jóvenes de KAS" nos reunimos en Leioa para echar a andar una nueva organización juvenil abertzale, pocos pensaban que esa iniciativa seguiría en pie y con paso firme veinte años después. Las anteriores experiencias juveniles impulsadas desde la izquierda abertzale habían resultado efímeras e inestables, y en muchos anidaba el temor de que esta nueva estructura pudiera seguir el mismo camino. A la vista está y afortunadamente para nuestro pueblo que ello no ha sido así.
Aquella organización, que adoptó el nombre de Jarrai y uno de los anagramas más complicados de cuantos se recuerdan, nació desde la consciencia del determinante papel que la juventud juega en todo proceso de liberación nacional y/o transformación social y, precisamente por esto, su objetivo pasaba por implicar activamente en la pelea por la independencia y el socialismo a los más amplios sectores de la juventud vasca. Pero esa aportación a la lucha no debía realizarse desde una perspectiva exclusivamente global, sino también desde un campo sectorial. Jarrai no debía ser solamente una organización compuesta por jóvenes, debía trabajar con ellos y en las problemáticas que más directamente les afectaban, profundizando así en aspectos que hasta la fecha habían pasado prácticamente desapercibidos en la labor diaria de la izquierda abertzale. No en vano, la consigna que presidió sus dos primeros congresos fue "Euskal gazte mugimenduaren alde".
Hoy, desde la perspectiva que dan estos veinte años de andadura, el balance no puede ser más favorable. Sería infantil negar la existencia de errores durante todo este tiempo, como el del sectarismo en el que se pudo incurrir en unas ocasiones o el de la falta de suficiente visión en otros, pero el reconocimiento de estos desaciertos en muchos casos ya corregidos en modo alguno desluce el saldo positivo. El impulso a la autoorganización estudiantil, el trabajo en los gaztetxes, la oposición al Ejército español y la apuesta por la insumisión, la creación de estructuras y el desarrollo de iniciativas de todo tipo en el terreno del tiempo libre, la lucha contra la criminalización de la juventud vasca desde el plan ZEN hasta el montaje de los grupos 'Y', las dinámicas por el empleo juvenil y contra las ETTs, las denuncias ante el problema de vivienda, las campañas contra la heroína que inundaba Euskal Herria... son buena prueba de ello.
Pero al margen de esta ingente labor en el campo juvenil, Jarrai ha contribuido decididamente al avance que, en la lucha por su soberanía, nuestro Pueblo ha experimentado durante estos años, convirtiéndose en una organización vital par el desarrollo del proceso de liberación. El Estado español ha sido y es bien consciente de esto y por ello Jarrai, prácticamente desde sus orígenes, ha estado en su punto de mira: detenciones, torturas, control exhaustivo, asaltos a sus sedes, fichajes masivos durante sus asambleas, intentonas de criminalización, encarcelamientos. Pero Jarrai, a través de su historia, siempre ha sabido hacerles frente y, a pesar de todo ello, o precisamente por todo ello en vez de quitarnos las ganas de luchar por Euskal Herria, lo único que han conseguido ha sido acrecentarlas y hoy miles de esos y esas jóvenes que en alguna etapa de nuestra vida pasamos por sus estructuras, continuamos siendo parte activa de la izquierda abertzale.
Muchos son cargos electos o desempeñan responsabilidades de todo tipo en HB, desde los comités locales hasta su Mesa Nacional. Otros realizan su labor en el movimiento sindical y un buen número trabajan en la enseñanza, la cultura y en la formación en sus áreas más diversas. Varios son periodistas comprometidos con la realidad de nuestro pueblo, abogados de militantes vascos o defensores de los intereses y reivindicaciones de Euskal Herria. Muchos más son activos militantes en el campo antirrepresivo, a favor del euskara, en el movimiento de liberación de la mujer, desarrollando tareas de solidaridad internacionalista, en la pelea por la defensa de nuestra tierra o en pro de los derechos de gays y lesbianas. Decenas de antiguos miembros de Jarrai conocen hoy los rigores del exilio, la arbitrariedad de la deportación o la dureza de la clandestinidad, mientras que otra buena cantidad formamos parte del colectivo de presos y presas políticos vascos, repartidos por las distintas cárceles de los estados español y francés.
Para aquellos que nos dejaron a lo largo de estos años, que nos fueron arrebatados en la lucha Iñaki Ojeda, Susana Arregi, Xabi Kalparsoro, Peli Hernando, Santi Díez, Iñaki Ormatxea, Gaizka Gaztelumendi... para ellos, nuestro más cariñoso homenaje y eterno agradecimiento. Ellos, que parafraseando a Silvio Rodríguez se convertirán algún día en los muertos de nuestra felicidad, siempre vivirán en la memoria y en el corazón de nuestro pueblo.
Ahora, al
contemplar a Jarrai desde la distancia, aunque ésta sea siempre cercana,
se mezcla la satisfacción con la nostalgia y, por qué no decirlo, también
con un poco de envidia. Satisfacción al comprobar que esa organización que
empezó su marcha hace ya dos décadas es hoy en día, a pesar de todos los
obstáculos, más fuerte y dinámica que nunca. Nostalgia al recordar mi paso
por ella y envidia sana de todos y todas esas jóvenes que en la actualidad
lo conforman, porque desgraciadamente, el tiempo pasado no tiene posibilidad
de vuelta atrás. Para mí y a buen seguro que para muchos de quienes en alguna
ocasión la integramos, Jarrai fue la experiencia militante más enriquecedora
y gratificante, no sólo en el terreno político, sino también en el personal.
Allí aprendimos a querer a Euskal Herria y adquirimos cierta formación,
no tanto por los materiales que leíamos
o por las charlas en las que participábamos, como por la relación y la abierta
discusión con el resto de la militancia. Pero asimismo, allí hicimos unas
estrechas amistades con las que compartimos, además de las tareas militantes,
risas, juergas y alegrías; unos compañeros y compañeras que siempre nos
acompañarán.
Por eso, los últimos ataques y agresiones contra Jarrai nos duelen. La izquierda abertzale necesita una organización y su defensa ha de ser una prioridad para todos, sin miedos y con firmeza. Quisiera animar a la juventud que se siente abertzale, a todas y todos esos jóvenes que creen en la necesidad de hacer algo para conseguir una Euskal Herria más libre, pero también más justa y solidaria a que se organicen en Jarrai, a que se movilicen con ella. Porque si algo hemos aprendido en estos veinte años es que nuestro Pueblo merece la pena y no hay que tener miedo a luchar por él. Aupa Jarrai!