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Cuban Hip Hop All Stars
Papaya Records, 2001

La comparación es odiosa, pero inevitable. Después del crossover de Orishas del año pasado, era de esperarse que alguien agarrase el timón del rap cubano, hasta ahora a la deriva, para generar una contrapropuesta de estirpe underground y credibilidad callejera, ante el brillo pop de los sobreproducidos isleños afrancesados.

Sin embargo, pese a que el plan de navegación era confiable, las intenciones sinceras y las skills de los tripulantes indiscutibles, esta nave se asemeja más bien a una precaria balsa de cubanos que muy difícilmente llegue a flote a las tierras soñadas del éxito internacional.

El principal inconveniente radica específicamente en la producción. En la carrera evolutiva del hip hop, que renueva sus sonidos año a año y mes a mes, este trabajo suena a pretérito, lo cual para los adictos al género es pecado venial y razón suficiente para pasarlo por alto. Triste pero real, para el oído acostumbrado a los beats de los productores en boga, será por demás trabajoso prestar completa atención a esta placa. Triste, porque estarán desperdiciando la oportunidad de descubrir verdaderos talentos de la rima, originales poetas de la calle, para los que es imposible superar la barrera de las limitaciones técnicas para grabar con las que cuentan.

Soñar con un rack de samplers, módulos, turntables y mixers de competición como los que usan los beat makers en Estados Unidos, es más que utópico frente a la forzada austeridad cubana. Por ello, en este disco no hay DJs scratchando, los loops son sencillos y la calidad de la mezcla no deja que los flows se luzcan como merecen.

Eso sí, estamos ante un rap puro de contenidos. Crudo, lejos de la contaminación hedonista y materialista que afecta al mainstream internacional. Un experimento digno de probar, un regreso a las raíces, una buena lección para todos los MCs de habla hispana que se afanan por imitar la pose del rapero de moda del momento. Lástima que para muchos va a pasar desapercibida.

por: Juan Data