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En defensa de la salsa
Cadencia y decadencia
Por: César Pagano

Ray Barreto

“Ciencia, conciencia y paciencia”
(Lemas de vida escritos en la tumba de Fernando Ortiz)

“Nosotros somos la raza de la alegría. La música es lo que nos ayuda a sobrevivir en los tiempos difíciles”
(Ray Barreto)

I. La salsa: Identidad, afirmación y resistencia cultural

La Salsa --este movimiento que comenzó en el Nueva York de los años 60 en una época de apertura e insurgencia mundial--,logró constituirse no sólo en una expresión musical, sino que desde un primer momento empezó a aglutinar e identificar el común denominador de la gente del Caribe y de Latinoamérica. Detrás de las obras musicales la población latina y del Caribe, percibió y se identificó con esos principios vitales que los inspira, como son: la sociabilidad, el optimismo, el goce, la sensualidad, la corporalidad, la naturalidad, la audacia, la autenticidad, la espiritualidad y la libertad.

Ante el predominio avasallante de la irrupción sajona del rock and roll o el country y el bloqueo de la música cubana a raíz de la Revolución de l959, los latinos en EU, ajenos en su temperamento y carácter a la música y la danza en boga de la mayoría de los estadinenses, acogieron los aires musicales que fueron brotando y reproduciéndose en el Barrio. Desde este fortín cultural y musical los músicos recreaban los sonidos familiares de su gente. Lo mismo empezó a ocurrir en las grandes ciudades latinoamericanas que crecían impetuosamente.

“¿Que la salsa empieza a asumir un compromiso político? Pero es que, en verdad, toda la cultura popular ha sido siempre un compromiso histórico, social y, claro está, político. No es el problema de parir un panfleto a juro y estéril... es el hecho de cantar las cosas que me afectan, mi vida cotidiana, mis problemas, que son los de ustedes, y mis rabias y alegrías que también son de ustedes...” (César Miguel Rondón, citado por Juan Carlos Baez en El Vínculo es la Salsa. Caracas 1985).

II. La salsa, integradora de América Latina y el Caribe

“Que nadie discuta mi presencia”
(Justo Betancourt cantando a Tite Curet Alonso)

La salsa,con sus cumbres y sus pantanos, ha jugado un espontáneo e importantísimo papel identificador, comunicador e integrador de América Latina y el Caribe. La comunidad salsera se reconoce fraternalmente como “familia” en todo el continente y sus Antillas, según la famosa exclamación de saludo de Cheo Feliciano.

Los diferentes ritmos latinos internacionalizados han animado el bailongo frenético y las cantatas más diversas. La salsa ha aportado más como factor de integración y conocimiento real de los latinoamericanos que muchos gobiernos que firman declaraciones unificadoras pero no hacen nada por ella.

Más de cuatro decenios han hecho vibrar el continente entero, arrancando desde el Nueva York latino, pasando por México y el Caribe para sentar reales y calentar tierras australes de Chile y Argentina.

Cualquier persona salsera puede viajar sin ser presentado y será reconocido y bienvenido a cualquier sitio dentro de su país o en el exterior donde se cultive la salsa. Desde San Juan de Puerto Rico, Cali, Buenaventura, Lima o El Callao, Maracaibo o Caracas, Quito o Guayaquil, Panamá o San José de Costa Rica, Santiago de los Caballeros o Santiago de Chile.

III. La salsa elevó el nivel musical

"Oyelo que te conviene"
(Eddie Palmieri)

La herencia del siglo XIX ya había logrado consolidar sus músicas populares primigenias. En Nueva York, después de contar con sus necesarios pioneros, tales como los maestros: Alberto Socarrás, Don Aspiazu, Ernesto Lecuona, Machito, Mario Bauzá, José Curbelo, Tito Puente, Noro Morales, Johnny y Tito Rodríguez, Tito Puente y muchos más. Se le suman más adelante Joe Cuba, Mon Rivera, y Charlie Palmieri y Johnny Pacheco, Pete Rodríguez y otros, para originar aquella deliciosa locura que se ha llamado salsa, un estilo de música más natural, informal, incluso irreverente, pero que también es muy exigente frente a las complejidades del ritmo, la aplicación de la síncopa, la armonía de la composición y de los arreglos y el concepto y la intención predominante en las obras.

La salsa practicada por los impetuosos renovadores de los años 60 ya no se concentra en tocar para las capas más pudientes o turistas más acaudalados, en los clubes de postín, sino que dirige sus esfuerzos, su música y sus sonidos para la gente humilde, marginal y trabajadora del barrio latino, donde los músicos mismos habitan y comparten.

Si en un principio soplan con fuerza y desesperación sus instrumentos, o pregonan a todo pulmón lo que su alma siente con mucha sinceridad aunque con deslices e imperfecciones, pasando el tiempo la demanda profesional y la aspiración de calidad les obliga a estudiar la técnica musical en academias o con otros músicos experimentados.

Además de puertorriqueños, cubanos o neoyorquinos latinos, se suman en gran cantidad músicos venezolanos, panameños, costarricenses, mexicanos, peruanos, dominicanos, colombianos, incluso argentinos, chilenos y brasileros o minorías también discriminadas como los judíos.

A estas alturas debemos aclarar sobre el término problemático, comercial y pegajoso de "salsa". No se trata de un nuevo ritmo. Es más bien un nuevo estilo generalizador, es un sonido cosmopolita como el de la gran ciudad donde se sazona.

Al final de cuentas, en su evolución continental que demuestra la participación latinoamericana, recibió el bautizo afortunado que brotó de la iluminación del fascinante personaje que fue el venezolano Phidias Danilo Escalona.

La salsa es una palabra genérica y comercial que abarca los principales ritmos tropicales con arreglos contemporáneos y composiciones originales y que anima un movimiento social amplio con muchas tendencias disímiles, que oscilan entre aquella que canta las urgencias sociales y se erige un baluarte contra la discriminación y el neocoloniaje y aquella que incita al proselitismo egoísta, conservador, religioso y que sólo troquela bagatelas comerciales de la música para el entretenimiento más elemental y frívolo.

La salsa llenaría con creces el vacío dejado por la música cubana, pues ahora la música caribe estaba reforzada con la participación activa y creadora de otras comunidades latinoamericanas. El exilio causado por la Revolución cubana de 1959 se creció con otro éxodo, el originado por la contrarrevolución en República Dominicana en 1965, que también lanzó una importante población quisqueyana sobre los Estados Unidos.

IV. La salsa aprovechó el arsenal de instrumentos y la tecnología contemporánea

La música salsa conquistó nuevas sonoridades por varios razones: a) Incorporó y asimiló un nuevo instrumental producto de la tecnología norteamericana: sintetizadores, vibráfonos, cajas de ritmo, percusiones, teclados, violines y otros instrumentos electrónicos. b) Exploró al máximo los escuadrones de los trombones armónicos y en general el tratamiento impactante y contemporáneo de los metales, los teclados y el ritmo. c) Aprovechó los descubrimientos tecnológicos ocurridos en la producción y registro de los discos o las presentaciones en vivo, que eran l

as principales actividades que surtían los medios masivos de comunicación. d) Se impregnó del espíritu nervioso, bullicioso y progresista de la gran ciudad y de la música universal allí condensada: blues, rock and roll, soul, jazz, bossa nova, incluso música clásica, para desarrollar por otros caminos la música popular.

Ese medio diferente originó una salsa fresca, indómita y fusionada que tenía antecedentes en el ritmo ancestral del Caribe. Nunca antes se habían sentido en una metrópoli como Nueva York tantas vibraciones novedosas y letras sociales, oportunas y convincentes como en este glorioso período en que avanzó hasta entrados los años 80.

Mientras el exilio cubano arribó agradecido y conciliador con el poder imperial y en música se dedicó más a cultivar la nostalgia en sus tradicionales melodías, el núcleo central de la salsa compuesto por boricuas se dedicó a oponerse beligerante y de muchas maneras a la grandiosa potencia mundial: desde el mensaje bravucón y personalista que desafiaba a la sociedad dominante del imperio (en el cual fueron ejemplares Willie Colón y Hector Lavoe), hasta la salsa más consciente y con raigambre histórica que forjaron tan importantes compositores como Tite Curet Alonso y Rubén Blades antes de su lamentable deserción.

V. La salsa ayudó a mantener la vida comunitaria latina

Cultivar la salsa sirvió para estimular el uso de la lengua castellana, el ejercicio del patrimonio lingüístico especialmente en territorio del idioma extraño anglosajón. La necesidad de crear textos en español llevó a indagar sobre la poesía y literatura para plasmar las ideas concebidas.

La salsa fue benéfica para fortalecer la familia latinoamericana, para defender las costumbres, para practicar los instrumentos musicales nativos, para procurar la comida propia y variada, para pregonar las frutas y productos procedentes de países de clima tropical, para estimular el uso de los vestuarios y peinados propios.

La salsa fue un acicate para retornar inquietos y buscadores a la tierra original, para perpetuar los juegos (dominó, riñas de gallos, cartas, etc.) y para acercarse con respeto a la práctica de la santería y las principales celebraciones y fiestas ancestrales.

VI. La salsa igualitaria bailó contra la discriminación

"La raza latina"
(Johnny Ortiz)

La salsa --esa gran niveladora social-- inculcó sin proponérselo la equidad, el colectivismo y el orgullo de una cultura multirracial y diversa. La autenticidad del origen fue tan bien lograda que surgió con calidad y bacanidad, factores que se originan en el Caribe, pero se llevan por todo el mundo despertando distintas reacciones, pero nunca indiferencia.

Nacida entre humildes marginales, artesanos, capas trabajadoras y estudiantiles, fue despreciada con calificativos ultrajantes: música de negros, de vagos y prostitutas, música de maleantes y ladrones. Mientras, el grueso de sus practicantes seguía deleitándose cada vez, sin importarle los comentarios injuriosos. Cuando se acercó alguna persona sensible a estos nuevos aires sonoros, curiosa y más pudiente, simplemente se le invitó a sumarse, a bajar sin hacerle concesiones y a gustosamente a aceptar las reglas del grupo cohesionado de salseros y gozones.

Así la salsa empezó a conquistar otros estratos. Cuando llegó el comercio aprovechado, sus tácticas capturaron clases enteras.

La salsa trajo claridad y seguridad a los practicantes. La salsa, aquel asunto sabroso y enaltecedor, creado por sectores urbanos, juveniles y populares de varias naciones en el epicentro de Nueva York, y que trataba en lenguaje comprensible y divertido los asuntos propios de sus realidades y sueños, fue sentida como algo propio que había que aprender y desarrollar. Era un terreno mágico, donde los predestinados, los descendientes del Caribe podían descubrir y manejar con mayor solvencia.

Eddie Palmieri Orchestra

La gente trabajadora o rebuscadora, en sus ratos lució atrevida sus cuerpos. Con orgullo mostraron sus peinados y su sonrisa más amplia, lucieron en sus trajes sus colores más vivaces y se colocaron sus principales adornos relucientes y se tomaron las calles, los solares y las pistas de baile a plenitud con especial seguridad y alegría.

La práctica de los cantos, los instrumentales de salsa y sus correspondientes coreografías danzarias, fueron magníficas oportunidades para que la gente modesta se afirmara en lo suyo, pues nadie domina y disfruta como ellos esa variedad de ritmos.

La salsa permitió cultivar más seguridad y amor propio a la gente tan cotidianamente menospreciada y humillada.

VII. La salsa creó fuentes de trabajo

"Profesión: esperanza"
Ismael Rivera cantando a Tite Curet

La etapa de explosión de este sabroso y pegajoso fenómeno se regó por todo el continente. La música --que era casi exclusiva del Caribe o con pequeños enclaves-- se extendió por toda Latinoamérica en forma masiva y rápida, porque tenía mensajes de contenido optimista y además unos ingredientes musicales novedosos y cautivadores. El fenómeno social y musical crecía incontenible. Mientras conquistaba a unos, asustaba a otros.

En todos los países hispanoparlantes, los músicos improvisados trataron primero de imitar los sonidos que llegaban desde Nueva York o San Juan, pero después --los más adelantados e inquietos-- empezaron a ganar independencia y crearon sus propias obras originales con el acento y la temática de su país de origen.

La salsa disfrutó de sus momentos culminantes a mediados de los años 70 y 80, cuando de la euforia creadora y juvenil se pasó paulatinamente al agotamiento y al cálculo comercial. El cambiar la participación amplia y emotiva de los músicos espontáneos del barrio, al manejo calculador de unos cuantos magnates, llevó a convertir el movimiento eufórico y social en un verdadero complejo de industria cultural, que explotó abusivamente diversos sectores, tales como:

- Sector fonográfico
- Cine, televisión y video
- Industria editorial: prensa, revistas, libros
- Radio : difusión de discos, programas, publicidad
- Conciertos en vivo

Muchas fueron las personas empleadas directamente por la nueva industria de la salsa que provocó inversiones productivas y creativas en un comienzo: compositores, intérpretes, técnicos de grabación, sonidistas, editores, arreglistas, productores discográficos, distribuidores, diseñadores, publicistas, transportadores, utileros, impresores, representantes, administradores etc.

Aventuro una cifra, que requiere una rigurosa investigación. Para los años 80, calculo que existían más de mil orquestas de esta modalidad salsera en los Estados Unidos (Nueva York, Nueva Jersey, Miami, Los Ángeles, San Francisco, Denver, Tampa, etc). Con todos los riesgos, también me atrevo a hacer un cálculo entre un centenar de orquestas salseras y tres o hasta cuatro en países fuera de los Estados Unidos, encabezados por Puerto Rico y donde también teníamos el sonido salsero en vivo en: Venezuela, Colombia, Panamá, Perú, México y República Dominicana.

Hubo pues fácil para contabilizar más de dos mil agrupaciones musicales salseras que estaban trepidando por el continente y las Antillas, sembrando sabrosura y picardía, o descargando con fuerza su innegable riqueza musical.

En este momento de apogeo descollaba la Fania All Stars, empresa que por su rápido crecimiento pudo divulgar y extender la salsa a nivel planetario, en un comienzo aunando calidad y negocios y rebasando los discos, para dedicarse también a los conciertos, el cine, los videos, la radiodifusión, la televisión e incluso las modas.

Después de una etapa inicial e intermedia muy contundentes y creativas (l960-l985), la oferta musical encabezada por la Fania se fue agotando y entró en rutinas insulsas, repetición de fórmulas y mostró su incapacidad de poder satisfacer una demanda creciente.

Así como en otros tiempos se parodió la música cubana para rellenar los discos incompletos, de la misma manera se recurrió abusivamente a la balada, respaldada por todo el poder de firmas mundiales como Coca-Cola, lo que permitió que el híbrido mismo se creciera y rivalizara pronto por un mercado cada vez más domesticado, romanticoide y superficial. Era la venganza de los potentados del exilio gringo-cubano. Al tigre se le habían limado las uñas.

No faltaron los luchadores gremiales que, contra los oligopolios, trataron de mejorar la calidad, los ingresos y la seguridad social o pensional de los músicos de la salsa. Muchos artistas imprevisivos estaban felices en el presente y despreocupados totalmente por su futuro. Otros en cambio ofrendaron su tiempo y esfuerzos a la defensa gremial. Brillaron casi solitarios: Catalino El Tite Curet Alonso, Willie Colón, Roberto Roena, Andy Montañez, Cheo Feliciano, Los Hermanos Lebrón y Charlie y Eddie Palmieri y unos pocos más.

Simultáneamente desde Cuba comenzó a conocerse --con dificultades por el bloqueo político-- una interesante y explosiva oleada musical. Allí se había trasladado el nuevo epicentro creativo del Caribe, pero ese asunto trascendental y complejo merece por sí solo una exposición aparte, ajena a las intenciones de este escrito.

VIII. Causas de la caída salsera

Los factores hay que buscarlos en primer lugar en la propia debilidad, en el cambio de rumbo de la salsa misma, en la pérdida de sus características fundamentales, no en la fuerza de sus estilos competidores, que simplemente aprovecharon la oportunidad para colarse y reemplazarla. La piratería que afectó a todos los géneros por igual, también ayudó a jugar su papel negativo, aunque también democratizó mucho consumo. Muchos artistas, que no cedieron a la tentación de la salsa rosada o erotizante, en desbandada general o la asimilación, escogieron el refugio más seguro del llamado latin jazz.

En la franja bailable latina, asistimos hace mas de 20 años a un deterioro que parece imparable. Con muy honrosas excepciones, lo que reemplazó la salsa original, vigorosa, sonera y descargosa ha sido una salsa débil, andrógina, sumisa y sentimentaloide, donde la orquesta y el colectivo creador, incluidos los bailadores (una de los distintivos de la música caribeña) se han puesto dócilmente al servicio de juvenícolas sin conocimiento de los patrones tradicionales, cantantes de turno, apuestos pero insaboros, negados para pregonar y menos para electrizar con arte. Muchachos y muchachas, engrandecidos artificialmente con luces, humo y parafernalia y mucha publicidad. Todo ese engendro fue bautizado: salsa romántica o salsa erótica, o incluso pornosalsa, que se coló bajo los auspicios comerciales más poderosos, atrasados y conformistas.

Esta fue la feliz oportunidad que encontraron el merengue, la balada y algunas modas (lambada, meneíto, champeta y regetón, etc.) para disputarle los cuerpos bailadores y los oídos calientes de la comunidad afrolatina y desplazar la poderosa salsa original. Pero esa es otra historia para otro día.

Apendice

Orquestas y grupos recomendados

- Spanish Harlem Orchestra
- Truko & Zaperoko
- Alfredo Naranjo
- Caracas Sincrónica
- Bailatino
- Banda La República
- Yuri Buenaventura

Cuba: Los Van Van, Irakere, N.G. La Banda, Bamboleo, Manolito Simonet y su Trabuco, Orlando Maraca Valle, Orishas, Interactivo de Bobby Carcassés Jr.

Piratería

Fuentes: Impacto del sector fonográfico en la economía colombiana. Lino Jaramillo y Luis Alberto Zuleta. Convenio Andrés Bello. 2003.

En el año 2001, las ventas registradas de música en el mundo fueron de U$33.700 millones, con un crecimiento promedio anual nominal de 2,1% entre 1992 y 2001, valoradas en dólares corrientes.

Las principales regiones demandantes de música en 2001 fueron: Norte América (41,8%), Europa (32,0%), Asia (19%) y Latinoamérica (3,9%). Esta última región representaba en 1991 el 4,4% del mercado mundial, lo que quiere decir que su tasa de crecimiento fue más baja que la del total durante el período.

El desarrollo de la piratería ha sido la natural respuesta de un público agobiado por precios exorbitantes, a una industria internacional que acusa características extremas de: a) Concentración oligopólica (Seis grandes “majors” productoras dominan aproximadamente el 80% del mercado (Sony, Polygram, Warner, BMG, Thorn, EMI y MCA). En el caso de la edición, 20 empresas editoriales controlan una proporción similar del mercado mundial. He aquí la manifestación del neocolonialismo cultural. En la mayoría de los países latinoamericanos el repertorio doméstico oscila en un promedio alrededor del 40% –-con la admirable excepción de Brasil donde el gusto y la demanda por el repertorio nacional alcanza niveles por encima del 65%--. b) Una estructura vertical y subordinada desde el exterior en los campos de la producción, la edición, distribución y la propaganda. c) Bajo nivel de negociación de compositores e intérpretes, con excepción de algunos de reconocido éxito. d) Alta tecnología que se renueva y la competencia internacional, más las enormes sumas demandadas por una publicidad multinacional, hacen más difícil para Latinoamérica dividida entrar en competencia con alguna eficacia y posibilidad.

La “miamización” de la música latina es uno de los fenómenos alarmantes que cabe resaltar las tendencias desfavorables para América Latina [1]. Esta ciudad ejerce una atracción de imán sobre muchos jóvenes compositores e intérpretes de América Latina sin mucha conciencia y en un camino desaforado y personalista. En la maraña de la ciudad, pronto caen dentro del circuito de explotación más despiadado que controlan unas pocas empresas.

Cheo Feliciano

“Esta evolución ha estado marcada también por una disminución de los repertorios domésticos (de 50% en 1991 a 40% en 2001) y por la sustitución de casetes y discos de vinilo por el disco compacto-CD (6% de las ventas en 1991 y 97% en 2001).

Cantidades industriales de artistas, compositores, arreglistas y representantes, procedentes de Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia, Venezuela, Perú, Costa Rica, Panamá, etc., se han trasladado a vivir y a laborar en esta ciudad para contaminar con más basura sonora y alguna que otra ocasión para dejar algo en verdad de mérito.

Los artistas recién llegados a Miami pronto abandonan sus identidades y se van adaptando a patrones limitados y ligeros de creación. Entre los ejemplos memorables brillantes y fugaces, sólo han quedado los registros de Orquestas como: La Miami Sound Machine, La Orquesta Amistad y como artistas individuales, sólo se difunden los apadrinados por la familia Estefan o estafan. Y eso que allí vivieron y murieron René Touzet, Rolando Laserie y Luis García.

Exhortación final

Esta realidad reclama integración primero nacional y luego internacional de América Latina y el Caribe para poder revertir en su favor la situación tenebrosa y alevosa que se presenta. Es un deber ineludible aunar el recurso humano y luego los capitales, la técnica para poder garantizar un desarrollo independiente, acelerado y equitativo.

Una integración de la Patria Grande Latinoamericana y del Caribe, desde adentro y sin participación dominante de la inversión extranjera directa y al contrario, contando con la promoción de empresas multinacionales con activa participación del Estado, de sectores cooperativos, autogestionarios y privados.

Las clases dominantes de estos países --con contadas excepciones-- como no han tenido planes autónomos para el desarrollo de la sociedad, la economía y la cultura, se han sometido dócilmente al imperio de turno, pues carecen de valores y de iniciativas propias, ya que sus ideales estéticos, sus patrones de consumo y su moral, se han importado descaradamente desde los Estados Unidos de América.

Por eso en afirmación del ideólogo colombiano Antonio García (1916-1982), nuestro primer deber, el de los todos los trabajadores, las clases populares y medias, es el de “liberar la cultura sujeta a los estrechos patrones de la sociedad burguesa y a las formas esterilizantes del colonialismo cultural. Para ello necesitamos la educación política, la organización, la participación y la movilización de estas mayorías nacionales y populares”.

*Ponencia presentada en Caracas, el día 4 de octubre de 2004, en el evento La semana de la salsa.

[1] Además del traslado de la mayoría de las majors a Miami, el traslado de la Federación Latinoamericana de Productores de Fonogramas y Videogramas (Flapf) de México a esa ciudad, simboliza mejor que cualquier otro acontecimiento la tentativa de consolidar el mercado latinoamericano a partir de un contexto puramente trasnacional. La integración de la industria latinoamericana del entretenimiento está sobredeterminada en parte por la transformación de Miami en una ciudad mundial. (Yudice 1999: 214), Cita de Ana María Ochoa.