A
sus 37 años, Fermin Muguruza es historia viva del rock en euskera. Las
claves: una filosofía combativa y militante que aúna, sin aparentes problemas,
su nacionalismo con el internacionalismo militante y una ambición que
le ha llevado a recorrer medio mundo con la guitarra a cuestas. En el
momento en que se publiquen estas líneas Fermin estará en Japón de gira
con sus Dub Manifest (banda multirracial de siete miembros en la que conviven
italianos, franceses y vascos) con la que acaba de publicar FM 99.00 Dub
Manifest. Un disco que parte de sus amados ritmos jamaicanos: dub, reggae
y ska, y al que añade rap y toques electrónicos.
¿Por qué has titulado el disco FM 99.00 Dub Manifest?
Fermin Muguruza. Uso la radio como símbolo de toda esa gente de distintos
países y culturas que he ido encontrando y con la que conecto porque emitimos
en la misma frecuencia. Porque se nos vende que la caída del muro significó
la muerte de la izquierda. Yo constato que no es cierto cuando me muevo
y veo que hay gente luchando contra la injusticia social. También hace
referencia a una dualidad. El 99 sería el año 1999, lo viejo; el 00 es
el 2000, el comienzo de lo nuevo. Dos conceptos que están en disputa,
pero condenados a entenderse. Y son los dos años que he trabajado con
Dub Manifest.
En la crítica del disco se dice que estás contento y se te nota.
F. M. Yo creía que era un álbum triste. Por ejemplo, cuando intervienen
Zebda, o cuando entra Anari, que parece que se rompe el disco. Pero la
gente me dice que es alegre. Y quizá es que cuando la cruda realidad te
abruma, la alegría surge como un mecanismo de defensa.
¿Qué ha activado ese mecanismo?
F. M. Supongo que tiene mucho que ver con la gira que hice con el grupo.
Junté a gente de culturas muy diferentes que sólo me conocían a mí y al
final todos éramos amigos. Cuando veías a los italianos llorar después
del último concierto porque los franceses se iban, porque no nos íbamos
a ver en una temporadaä ver que se puede crear algo así con un montón
de gente de lenguas distintas, ver cómo convertíamos los conciertos en
una fiesta reivindicativa, te alegra.
¿No te entra complejo de Pepito Grillo apelando siempre a las conciencias
ajenas? En una de las canciones, Itaka berriro (Itaca, de nuevo)
reivindicas el viaje como un fin, no como un medio.
F. M. Esa es la idea. Me gusta mucho Kavafis. En su poema Itaca defendía
eso: Itaca es el destino, el objetivo, pero hay que alargar el viaje.
Al fin y al cabo lo que has conseguido durante el camino es lo que te
ha enriquecido. La canción es una metáfora para decir que otra vez tenemos
que comenzar a navegar hacia la utopía. Porque la utopía existe y la hacemos
real cada vez que damos un paso.
En
una de las canciones, Itaka berriro (Itaca, de nuevo) reivindicas el viaje
como un fin, no como un medio.
F. M. Esa es la idea. Me gusta mucho Kavafis. En su poema Itaca defendía
eso: Itaca es el destino, el objetivo, pero hay que alargar el viaje.
Al fin y al cabo lo que has conseguido durante el camino es lo que te
ha enriquecido. La canción es una metáfora para decir que otra vez tenemos
que comenzar a navegar hacia la utopía. Porque la utopía existe y la hacemos
real cada vez que damos un paso.
Cantas en euskera, un idioma minoritario, grabas con una independiente
y, sin embargo, en tu última gira has pasado por Estados Unidos, Canadá
o Irlanda. ¿Cómo llegas tan lejos?
F. M. Hombre, llevo 18 años haciendo música.
En los que tienes la costumbre de disolver tus grupos cuando son más
famosos. Lo hiciste primero con Kortatu y después con Negu Gorriak.
F. M. Ja, ja, ja. Pues sí. Hago un símil con los directores de cine, que
tienen sus épocas y de repente cambian. Hay gente que siente curiosidad
por saber lo que hago a través de los años y si toco en su ciudad viene
a verme. Eso se consigue con el tiempo. Son 18 años en los que no me he
conformado con estar en Euskadi y he hecho giras por todas partes donde
conozco gente que quiere ver lo que hago. Y esos sitios cada vez se amplían
más. Por ejemplo, hay una propuesta para ir el año que viene a Nueva Zelanda.
¿Nueva Zelanda?
F. M. Sí, a mí también me sorprendió, así que le pregunté al tío que me
llamó: "¿Y tú cómo nos conoces?". "Os estuve viendo en Los Ángeles y fue
increíble. Me compré el disco y cuando lo pincho en la radio en la que
trabajo la gente me llama para preguntarme quién eres".
Y todo desde Irún.
F. M. Pues sí. Es una seña de identidad, estoy orgulloso de ser de Irún.
Es mi núcleo, mi idea de lo que tiene que ser formar focos de rebeldía,
espacios abiertos de expresión donde nos juntemos un montón de gente.
Y eso es lo que hacemos con Esan Ozenki [su sello discográfico], lo tenemos
en Irún en vez de en Donosti o Bilbao. Y allí disponemos de un centro
en el que no sólo trabajamos con la música, también con el diseño, la
fotografía"
Cuando
cambias de grupo también lo haces de estilo. Es difícil creer que el público
de Kortatu, que era un grupo de rock radical vasco, sea el mismo que el
de Negu Gorriak con los que reivindicaste el rap cuando nadie creía que
fuera un estilo importable.
F. M. Sí, hubo mucha gente que se enfadó conmigo cuando hablé del rap.
Es como ahora. Estuve viendo a Chemical Brothers en Bilbao y fue increíble
y eso que no es de lo que más me gusta del tecno. No soy nada purista,
me encanta Fatboy Slim, Prodigy, Massive Attack"
¿Te pasas a la electrónica?
F. M. Me gusta que gente como Javi Pez, que está metida en ese mundo,
revise y reestructure mis temas como si fueran un puzzle. Yo no haría
un disco de tecno, pero sí me aliaría con alguien que lo haga. Siempre
que respetemos la raíz reggae, que es lo que más me apasiona.
¿Te tira lo jamaicano?
F. M. Desde siempre. Ahora hay una nueva corriente jamaicana impresionante.
Sisla, Anthony Bä o cuando se mezcla con lo tecnológico, como Roni Size,
o el jungle y el drum and bassä todo eso me encanta, pero con base reggae.
En todos mis discos ha habido referencias a los sonidos jamaicanos.
En Itaka Berriro hablas de Ellie Lambeti. ¿Quién es?
F. M. Era una actriz griega. Una especie de símbolo en su país. Murió
de cáncer y recoge mucho esa tradición mediterránea del dolor y el sufrimiento
en la vida. Eso me impresionó.
¿Por qué entre los agradecimientos está Billy Bragg?
F. M. Tocamos juntos en Lisboa, en un concierto para conmemorar el aniversario
de la Revolución de los Claveles. Nos intercambiamos los discos y desde
entonces somos viejos camaradas.
¿Tienes hijos?
F. M. Un niño de cinco y una niña de tres.
Cuenta Billy Bragg que las primeras palabras de su hijo fueron: "Mamá,
papá y socialismo internacional".
F. M. Ja, ja, ja. Las del mío fueron: "Ama, aita [mamá, papá] y el capitalismo
mata la música". Ja, ja, ja.
(Bittakora)
Fermin Muguruza sitio web
Ezan
Ozenki Records
Metak
Records
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